Era
increíble la capacidad de relajación que poseía ella sobre mí,
teniéndola a mi lado, todo parecía carecer de importancia. La
abracé con pasión besándola con mucha ternura y suavidad,
sintiendo la calidez de su boca y saboreando su esencia. Me dirigió
hacia su dormitorio, nos desnudamos lentamente sin dejar de
acariciarnos. Mi nivel de excitación estaba desbordado, deseaba
poseerla ya, pero éste era un momento mágico y quería que durase
lo máximo posible.
Nos
tiramos en la cama sin dejar de revolcarnos, hasta que ya no aguanté
más y la penetré experimentando una sensación tan placentera que
realmente no imaginaba que pudiera existir algo así. Acabé
enseguida, no fui capaz de controlar mis impulsos, y me sentí mal...
- No tienes que preocuparte Richie, lo que te ha pasado es completamente normal, es como si fuese tu primera vez...
- Si, pero no la última -dije mirando hacia mi miembro viril que parecía cobrar vida propia-
Y
volvimos a hacerlo, esta vez de forma más suave y lenta, disfrutando
de ella y distinguiendo los movimientos que a ella parecían hacerla
disfrutar más, recreándolos una y otra vez, haciéndola gozar en un
arte amatorio insuperable. Conectábamos tanto en la cama como en la
vida misma. Era la otra parte de mi que complementaba mi vida y jamás
la dejaría escapar.
Después
de hacerlo por tercera vez, quedamos rendidos en la cama,
durmiéndonos en un tierno abrazo. Desperté a las seis de la mañana
y un nombre revoloteaba por mi cabeza “James Smith”, me levanté
para anotarlo, no quería que se me olvidase, y me refugié de nuevo
en los brazos de mi amada.
Nos
despertó el teléfono por la mañana, unos rayos de sol entraban
tímidamente por la ventana, acariciando la piel desnuda de Coral
mientras se levantaba para descolgar el teléfono que había quedado
apoyado en la cocina.
Como
suponíamos era su tía para saber como había pasado la noche, me
quedé en la cama escuchando la conversación:
- Si tía, pasé buena noche, muy tranquila -mentía mientras se acercaba de vuelta a la habitación-
- No, ya no tengo fiebre y descansé genial, seguramente tenía un angelito a mi lado cuidando de mí -dijo mientras me guiñaba un ojo-
- no gracias, no voy a comer con vosotros, tengo que preparar todo el temario, para la semana son los exámenes. Hoy y mañana estaré ausente, no lo toméis a mal.
- ¡Yo también os quiero! ¡hasta luego!
Se
acostó a mi lado apoyando su cabeza en mi pecho. Aproveché para
contarle lo del nombre con el que había despertado.
- Pues arriba, vamos a desayunar, tenemos mucho que hacer, buscaremos ese nombre en internet a ver si con suerte aparece algo -comentó entusiasmada-
Después
de una relajante ducha y un exquisito desayuno. Nos fuimos directos
al ordenador, los dos teníamos curiosidad por saber si ese nombre
correspondía a alguien. Primeramente me enseño satisfecha toda la
información que había recabado de los asesinatos en la ciudad, y
las distintas características de un asesino en serie.
Tecleamos
el nombre “James Smith” en el buscador, y al momento salió un
enlace con foto e información, y lo que vimos nos dejó
alucinados...
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