Lo
sentía muy dentro de mí, en mi alma, en mi corazón... En cada
recoveco de mi cuerpo que él había tocado y besado, residía...
Todo me lo recordaba, mi dulce Sam, desde una canción, unos
versos, una sonrisa... Todo era él.
Vivir
en aquella casa era una tortura diaria, todos me habían aconsejado
que la vendiese y me buscase otra para alejarme de aquel dolor que
lentamente me estaba matando, pero no podía hacerlo... Era la casa
que habíamos comprado juntos y sabía a ciencia cierta que Sam
estaba allí conmigo, esperando a que llegase mi hora para volver a
encontrarnos y no separarnos jamás.
Solo
esperaba que ese momento no tardase, no lograba superar su pérdida
que me había dejado sumida en una triste soledad. Ya nada me
ilusionaba, nada me importaba... Algo tan simple como los recuerdos
del pasado junto a él me permitían pasar los días, dejándome en
trance por horas, reviviendo una y otra vez nuestros encuentros.
Seguíamos
conectados, toda la vida lo habíamos estado y conseguía acertar a
sentir sus caricias y sus besos cerrando mis ojos... Mi querido
Sam... que atrocidad nos han hecho separándonos así con toda una
vida por delante... Si alguien o algo tenía el poder sobre la vida y
la muerte, era muy cruel. Un amor tan mágico y sincero no se puede
separar así... La muerte lo alejó de mí, dejándome desgraciada y
moribunda, cada día mi vida se evaporaba un poco más... Se puede
morir de tristeza, ahora lo se y no hay nada ni nadie que pueda
evitarlo. No quiero medicación, no quiero amigos, solo lo quiero a
él conmigo...
El
día estaba próximo, lo sentía... quizá era la debilidad que
atenazaba todo mi cuerpo, ya no comía ni bebía y mi descanso se
había reducido a esos pequeños instantes de ensoñación donde me
veía disfrutando de mi amor, “mi Sam...”. Por momentos acertaba
a descubrir su rostro, mirándome sonriente y transmitiéndome con su
mirada mucha paz y tranquilidad.
Y
allí me encontraron, en aquel sofá convertido en mi nicho, envuelta
en aquella manta de cuadros rojos resultando ser mi mortaja, y por
fin pude refugiarme en sus brazos para siempre...
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