Llevaba
ya varios días sufriendo de terribles pesadilla y visiones en las
que horribles monstruos levitaban encima de su cama, manos tenebrosas
acariciaban su cuerpo y luces intensas e intermitentes iluminaban su
habitación, manteniendo a sus padres en vela.
La
niña alegre y divertida se tornó ausente e introvertida, caminando
como un alma en pena sin ilusión. Sus ojos un día brillantes y
llenos de vida, reflejaban ahora una luz opaca de mutismo ante la
vida; su pelo antes esplendoroso lucía ahora apagado y sin forma. Se
había vuelta silenciosa y la sonrisa que antes iluminaba siempre su
cara ya no existía. Temía dormir, le causaba pavor el que llegase
la noche.
Nuria
tenía doce años y siempre había sido una niña especial por la
cantidad de cualidades que poseía. Era la debilidad de sus padres
siempre obediente y cariñosa, lo que en ocasiones a su hermano
Marcos, un poco mayor que ella, le hacía sentir excluido dibujando
en su cara una expresión de desagrado hacia su hermana, aunque nadie
pareció darse cuenta.
Buena
estudiante y predilecta además de sus profesores, no había hecho en
ella una muchacha presuntuoso ni egoísta, tal era así, que gozaba
de la adoración de todos sus compañeros por su bondad
incondicional.
La
llevaron a varios psicólogos y psiquiatras sin que ninguno fuese
capaz de determinar el mal de la preciosa joven. El día que sufrió
una crisis en el colegio, la primera durante el día, una ambulancia
la recogió para llevarla al hospital. Una vez allí, le hicieron
distintas pruebas sin que ninguna pudiese diagnosticar enfermedad
ninguna, hasta que llegó el resultado de los análisis. Habían
encontrado en su sangre una sustancia desconocida pendiente de
estudio, así pues, dado que no lo sabrían hasta dentro de unas
horas, la subieron a planta dejándola ingresada para controlarla.
En
la habitación comenzó de nuevo con visiones, bichos enormes y
atroces, paseaban por la habitación... Gritando histérica se
encogió en su cama, ni los abrazos cariñosos de sus padres parecían
relajarla. Finalmente tuvieron que sedarla para que pudiese descansar
tranquila apartada de sus delirios. Ya no era sólo dormida, ahora
también despierta parecía atormentada por horribles alucinaciones.
Al
cabo de unas horas llegó el médico con los resultados del estudio,
lo que les explicó los sobrecogió dolorosamente. La pequeña había
sido envenenada con alguna seta alucinógena en una cantidad letal,
era un milagro que no la hubiese matado, con urgencia le harían otro
tipo de pruebas para comprobar el estado de sus órganos, ya que con
toda probabilidad estarían dañados, había que saber el alcance.
El
hospital abrió un informe de lesiones y dio parte a la policía.
Ahora comenzaba una investigación. Nadie se explicaba este desenlace
dado el carácter abierto y jovial que poseía la niña, no tenía
enemigos todo lo contrario, era muy querida por todo el mundo. ¿Quién
podría odiarla tanto como para intentar acabar con su vida? ¿Quizá
alguna amiga que la envidiaba por su popularidad?
El
resultado de las primeras pruebas no era muy halagüeño, su corazón
no funcionaba bien, el ritmo cardíaco era inestable y lento, su
hígado había tratado de filtrar la toxina resultando dañado, y sus
riñones en esto momento se hallaban paralizados, inutilizables.
Deberían pasarla a diálisis inmediatamente. Esperaban que la
medicación que se le estaba suministrando para contrarrestar los
efectos del alucinógeno surtiese efecto, a corto plazo debería
verse una mejoría, de no ser así, la vida de la niña se hallaría
en serio peligro, no habría esperanza.
La
policía comenzó la investigación por intento de homicidio, tomando
declaración a todo el entorno de Nuria: profesores, amigos,
familiares, vecinos... nada hacía entrever que alguien la quisiera
dañar, era querida y admirada por todos. No tenían sospecha
posible...
Pasadas
unas horas, la medicación no parecía surtir efecto positivo, sus
pulmones perdieron la capacidad de ventilar debido seguramente al
fallo cardíaco, por lo que tuvieron que entubarla. Sus padres y su
hermano se hallaban en la habitación, abrazados los tres en torno a
la cama de la linda muchachita.
Marcos
comenzó a llorar afligido. Su madre lo abrazó cariñosamente,
intentando aportarle un poco de seguridad, diciéndole que su hermana
saldría de esa y que encontrarían al desgraciado que la había
lastimado.
Miró
a su madre observando el dolor que la invadía, y sintió la
culpabilidad tan dentro de él que pensó que se palparía en el
ambiente. Y pensó en todo lo que había hecho, como había comprado
a un muchacho conflictivo del instituto unos polvos alucinógenos,
que con cuidado y meticulosidad iba vaciando en la leche de su
hermana, en los zumos, en cualquier cosa que tuviese al alcance... Se
sentía mal, su hermana siempre se había portado bien con él.
Simplemente por ser especial y un ser único no tenía derecho a
matarla, además es que realmente no era culpa de ella, debería
sentirse orgulloso de tener una hermana tan mágica.
Y
prometió que si salía de esta, la cuidaría y protegería toda su
vida. Se arrepentía sinceramente y no lograba entender como había
podido llegar a hacer eso. No quería que nadie lo supiese y que
llegasen a pensar que era un ser diabólico y malvado. Sabía que no
estaba bien, pero no quería perder a su familia...
A
las pocas horas, Nuria comenzó a responder a la medicación. Al día
siguiente le sacaron la respiración asistida y su corazón comenzó
a recuperar su ritmo normal. Sus riñones iban poco a poco y durante
un tiempo debería asistir a sesiones de diálisis, pero después de
todo lo que había pasado, ese era un mal menor.
Cuando
le dieron el alta y fueron a recogerla, su hermano en cuanto la vio
de pie después de vestirse, tan bella y dulce como siempre había
sido, la abrazó con mucha ternura y amor, y se ratificó en su
promesa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario