martes, 24 de septiembre de 2013

"AFLICCIÓN"

La pena desbordaba su alma herida como si un cuchillo afilado se hubiese clavado en ella dejándola destrozada. Un dolor atenuaba su pecho oprimiéndolo de tal manera que no podía respirar. Sentía tanta tristeza que pensó que nunca volvería a ser la misma chica divertida y alegre de antaño. La aflicción era tan grande que en los últimos días no había quedado con sus amigas, encontrando la disculpa en una supuesta gripe.

No había vuelto a ver a Sam desde el fin de semana, y ya estaban a jueves. Sus llamada de teléfono y  sus mensajes no recibían respuesta, ni tan siquiera parecía hallarse conectado en ninguna de las redes sociales donde él era habitual. Nos se había atrevido a presentarse en su puesto de trabajo pues le parecía una intrusión en toda regla, ya que no llevaban juntos más que un mes y aún no conocía a sus compañeros, para nada era procedente el aparecer allí. Hasta ese fin de semana pensaba que habían conectado de una manera increíble, incluso en la cama la conexión era mágica.

Pero estaba claro, para él no había sido más que una diversión, una chica más en su colección de la que reírse con sus compañeros. Que crueles pueden llegar a ser los hombres en su ambición por las conquistas.

Lloró tanto durante esos días que seguramente sus ojos ya se hallaban secos, estaban hinchados y sin brillo, detonando la tremenda amargura que poseían.

El teléfono que todos estos días había sido su compañero en la cama, llegando a dormir con él al lado por si una llamada revelaba alguna noticia sobre Sam, de repente sonó. Saltó en la cama, deseando fervientemente que fuese él.

Pero no, no era así, una voz femenina peguntaba por su nombre. Asintiendo le sobrecogió la noticia que le estaban relatando.

Era la madre de Sam que le contó lo que había ocurrido durante esos días. Después de dejarla en casa el domingo pasado, había sufrido un grave accidente, quedando inconsciente hasta ese día. Nada más despertar su primera palabra fue !Cathy¡ ¿Dónde está Cathy?

Después de todo, no estaba tan equivocada, el correspondía a sus sentimientos, también sentía ese vínculo que los unía. En una hora la madre de él la recogería en casa, para acompañarla al hospital.

Cuando lo vio allí acostado lleno de golpes y magulladuras, con la cabeza vendada y su cara hinchada,  sintió tanta ternura y amor, que supo que nunca jamás podría separarse de él, además su linda mirada también se lo confirmaba, era algo mutuo.






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