Hacía treinta
y seis horas de la desaparición de nuestra pequeña Carol. No dejaba
de culparme ¿por qué había tenido que dejarla sola? No tenía mas
que tres años. Tan sólo fue un instante, pero lo suficientemente
largo para que arrancasen a mi hija de mi lado. ¿Por qué no la
llevé conmigo cuando entré de nuevo en la casa a recoger el móvil
olvidado? La dejé desamparada en el jardín...
Recordaba
esa mañana, se había despertado con su alegría tan característica,
sus manitas se habían alzado para que la aupase, la cogí en mis
brazos y llené de besos esas sonrosadas mejillas.
Era
un día especial, teníamos que ir al aeropuerto a recoger a sus
abuelos paternos que venían de EE.UU. a conocer a su preciosa nieta.
Motivos laborales habían impedido esa ocasión hasta este momento.
Escogí su mejor vestido, uno de color rosa de sisas, con puntilla
blanca en la falda, adornado con lazos de satén blanco a ambos lados
de su cintura, y como complemento, unas sandalias blancas. La peiné
colocando un precioso broche con forma de mariposa con brillos sobre
su pelo dorado.
Salí
de mi ensoñación, Alex mi marido, me abrazaba cariñosamente, no
sentía por parte de él ningún tipo de resentimiento, me besaba
tiernamente en la frente. Mis suegros también intentaban animarme,
se mostraban amorosos y fraternales conmigo.
Un
dolor agudo recorría mis entrañas y una mano invisible apretaba mi
garganta ahogándome; me sentí desfallecer, pero no podía, tenía
que ser fuerte por ella. Me acurruqué mas en los brazos de mi esposo
y el me correspondió con un abrazo mucho más intenso,
transmitiéndome seguridad.
Mientras,
el inspector que llevaba el caso se acercó a la salita, y aunque
habíamos dejado la puerta abierta, la golpeó suavemente para
hacernos saber que estaba allí.
- ¿Podría hablar con ustedes un momento? -preguntó con entusiasmo-, hay novedades.
Pegué
un salto en el sofá, y me desprendí del tierno abrazo de Alex.
- ¿Ha aparecido mi pequeña? -pregunté con lágrimas en los ojos-
- Parece que sí Lucía, una mujer ha entregado en comisaria a una niña que concuerda con la descripción de Carol. Nos ha dicho que sólo hace 2 semanas, perdió a su hija de una triste enfermedad, y que cuando vio a Carol le recordó tanto a la suya fallecida, que no pudo evitar llevársela. Después ya todo es confuso, parece que sintió remordimientos y decidió devolverla.
Comencé
a llorar, mucho más que el primer día que la vi, cuando nada más
nacer me la colocaron encima. Y cuando entró por la puerta, y corrió
hacia mi gritando ¡mami! la alegría que sentí fue la más
grandiosa que pude sentir en toda mi vida, la abracé con fuerza y
sentí los brazos de Alex rodeándonos a las dos, convirtiéndonos en
solo uno.
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