Caminaba
confundida por un oscuro callejón que parecía no tener final, mis
últimos recuerdos eran borrosos, estaba con Tony caminando por la
calle de regreso hacia casa, después de una bonita cena romántica,
ahí quedaba atascada mi memoria sin acordarme de nada más... No me
sentía bien y además no sabía dónde me encontraba.
Eché
la cabeza hacia atrás, por si acertaba a descubrir a Tony, ¿dónde
se había metido? ¡Nunca me dejaba sola! Pero no vi nada, ni a
nadie... Mis pasos eran dudosos, no sabía si seguir hacia delante o
retroceder sobre ellos, pero algo empujaba mi camino hacia el frente.
Unos
metros mas allá, distinguí una figura, me acerqué temblorosa con
el ánimo de preguntarle dónde me hallaba y cómo podía salir de
allí, pero en cuanto lo tuve muy cerca, se evaporó, quizá había
sido un efecto óptico producto de la oscuridad de aquel lugar.
Continué
mi andar mientras unas lagrimas comenzaban a resbalar por mi rostro,
me sentía muy asustada y angustiada. Tuve que pararme y sentarme en
el suelo para intentar coger aire, me estaba asfixiando, seguramente
un acceso de pánico me produjo un ataque de ansiedad.
Aquella
tremenda tiniebla que teñía aquel lugar me agobiaba hasta límites
insospechados, quería salir de allí a toda costa, pero no
encontraba la salida. Un profundo dolor en mi pecho, me obligó a
encogerme en el suelo, impidiéndome tomar aire de nuevo, Tony se
asomó en mi mente de nuevo... ¿dónde estás? ¡te necesito...!
-rogué mentalmente-.
En
cuanto me relajé un poco, el dolor desapareció, me puse en pie
observando los dos únicos caminos que tenía ante mi, no había más
opción seguir mi ruta como hasta ahora o volver hacia atrás, acordé
regresar por donde había venido, pensé que podría haber grandes
posibilidades de que allí estuviese la entrada a este infierno, y
por lo tanto, mi ansiada escapatoria.
Un
miedo atroz me embargaba entumeciendo mis músculos y envolviendo mi
mente en un manto de terror que no me dejaba pensar con claridad, y
suplicante grité: ¿Hay alguien ahí? ¡Por favor, necesito ayuda!,
pero nadie atendió mis gritos desesperados... Un silencio abismal
fue la respuesta, sentí mucho frío, pero la temperatura era cálida,
los nervios atacaban todo mi cuerpo creando reacciones locas y
contradictorias...
El
corazón me comenzó a latir de manera descontrolada, haciendo que
por esa causa la respiración me volviese a faltar, un sudor helado recorrió mi cuerpo, mientras yo llena de pánico intenté apurar el
paso, pero no podía... mi cuerpo no me obedecía... La soledad y la
oscuridad me envolvían generando un miedo incontrolable que me hacía
temblar como una hoja al son del aire.
Afiné
mis oídos esperando escuchar algún sonido, y en medio de aquel
silencio me pareció descubrir una voz que parecía muy lejana:
¡vamos pequeña, tú puedes hacerlo!
¿Era
Tony? ¿por qué me decía eso? Si era una broma o un juego, era de
muy mal gusto. Pero no, era todo tan irreal que no podía ser cierto.
¿Un sueño? Quizá, pero no estaba segura, luché por intentar
despertarme si es que era así, pero no hubo manera... apreté mis
ojos y mis puños, intentándolo de nuevo, ¡inútil!, no valía la
pena seguir intentándolo.
No
podía controlar mi corazón que bombeaba a más velocidad de la que
debía, seguí caminando completamente extenuada, mi respiración
fatigosa rebotaba en mi cabeza, tal vez por ser el único sonido que
allí se escuchaba. Intenté relajarme para poder pensar con
claridad, esto era una locura, el callejón parecía no tener final,
me hallaba atrapada y una fuerte opresión en mi pecho volvía a
asfixiarme, comencé a temblar de nuevo asustada, mientras una mano
invisible apretaba mi garganta.
¡Se
fuerte Sofía! ¡Todo debe tener una explicación! -pensé intentando
animarme-, pero no podía, me sentía desesperada sin saber que hacer
o hacia donde ir. Las paredes por momentos parecían echárseme
encima y temí morir aplastada. Deseaba con delirio, encontrar algún
ser vivo, aunque fuese una rata a las que asqueaba terriblemente, eso
me animaría un poco, pero el verme sola me abatía de tal manera que
pensé que podría perder la vida debido al nivel de nerviosismo y
ansiedad que tenía dentro de mi.
El
callejón parecía no tener final y me sentía agotada de tanto
caminar. De repente una luz muy intensa brilló por encima de mi, y
escuché esta vez con más claridad a mi amor, a Tony: ¡vamos
cariño! ¡vuelve a mi! ¡lucha por salir de ahí! Quería ir con él,
pero no sabía como debía hacer. Cerré mis ojos y deseé con
mucha fuerza e intensidad el estar a su lado.
Abrí
los ojos, la claridad me molestaba... ¿dónde estaba ahora? Poco a
poco, una vez acostumbrada mi vista al nuevo estado, descubrí a Tony
a mi lado, con su cara muy cerca de la mía. ¿Estás bien tesoro?
¡vaya susto me has dado! Observé desorientada mi entorno, estaba en
una cama y tenía todo el aspecto de aquel cuarto ser la habitación
de un hospital. ¿Dónde estoy? ¿qué ha pasado? -pregunté a mi
chico-.
Estás
en el hospital cielo, íbamos camino de casa, cuando un motorista
descontrolado se vino encima nuestra, golpeándote brutalmente y empujándote contra la pared, el mayor golpe lo recibiste en la
cabeza, lo que hizo que entrases en una especie de inconsciencia
parecido al coma. Llevabas seis horas en ese estado. Pensé que te
perdía -me dijo mientras me besaba con mucha ternura-.
Y
lo abracé correspondiendo a ese beso, sin contarle todo lo que había
vivido en mi subconsciente, eso lo dejaría para otro día, ahora,
solo quería sus besos...
Me gusta un monton tus relatos me he leido todos los que tienes en el face, y a cual mas bonito, me gusta tu forma de espresar los sentimientos de los protagonistas y en general, los relatos en si. Quien me iba a decir que mi amiga tenia tanta imaginación. Un besiño
ResponderEliminarjajajajajaja, gracias guapa, me encanta que me digas eso. Un besazo grande.
ResponderEliminar