Se
sentía perdida en un mundo irreal para la mayoría, pero real para
los de su especie. Fuera de lugar y confundida, como si su sitio
fuese otro y algo la hubiese traído allí por casualidad. No
entendía su misión y el cumplir con sus deberes le causaba un gran
dolor que ocultaba bajo una falsa máscara de malicia.
De
momento, parecía pasar desapercibida para todos, aunque llegaría un
día que su existencia le pesase tanto, que sin poder evitarlo se
daría finalmente a conocer. Alguien había cometido el error de
enviarla allí, y no sabía como podría hacer para salir de aquel
lugar que la atormentaba y la llenaba de desdicha.
Era
una diabla seductora de nombre Naamah, estaba a una escala inferior a
los demonios, que tenían más poder que ella, apenas se relacionaba
con ellos, pues sus funciones eran distintas. Debía cada día,
visitar humanos y llenar sus mentes de ideas perversas tratando por
todos los medios de que hiciesen el mal. No era un trabajo complicado,
pero no le agradaba ni lo más mínimo, sobre todo cuando daba con
mentes débiles donde su misión era realmente fácil. Lo peor de
todo para ella, eran los daños colaterales, cuando por culpa de las percepciones que transmitía a su víctima, resultaban dañados otros
humanos, en ocasiones no eran más que niños que sufrían mucho,
llegando incluso a veces a fallecer o a perder su entorno familiar,
rompiendo su estabilidad mental afectando su futuro de manera irremediable.
Intuía, pues no sabía si sería cierto, que alguna vez había sido humana, pero de lo que si estaba segura
era de que no habría sido una mala persona, miles de sentimientos que
iban en contra de lo que debería sentir, bullían por su interior creando un caos que la atormentaba; el que la envió a ese lugar endiablado, nunca
mejor dicho, debió de haberse confundido y tendría que encontrar la
manera de librarse de aquella tortura que la devoraba por dentro.
No
se le ocurría la manera de poder escapar de allí, ya que volaba de
dimensión en dimensión, sin perder nunca el enlace con aquel
averno. No podía confiar en nadie allí, así que acabó asumiendo
su triste eternidad, dejándose llevar por un cúmulo de rabia
contenida explotando en un fuego tan intenso, que sus compañeros la
miraron extrañados por aquel comportamiento. No había caído en
cuenta de la presencia de Abaddon, demonio destructor, era el más
peligroso y más violento de todos, temido por el resto. Se acercó
despacio mientras ella se ponía en pie con actitud desafiante hacia
él, no iba a permitir que la atemorizase.
Si
situó delante de Naamah, clavando su mirada vacía y libre de cualquier sentimiento en ella, llevando
sus malvados ojos negros por toda su figura, y con un dedo que más parecía una garra, comenzó a
acariciar su pecho, recorriendo a continuación su cuerpo mientras
daba una vuelta alrededor de ella, hasta que volvió a su posición
inicial. Una vez enfrente, con voz profunda y fuerte le dijo:
- Me complace ese arranque de ira tan fuerte que has tenido, ahora bien, me gustaría saber cuál ha sido el motivo...
Lo
miró sin dar muestras de temor, y acercándose como ella sabía,
puesto que para eso era una diabla seductora, comenzó a acariciarlo
y a rozarse contra él, con la idea de enturbiar su mente y llevarla
hacia otro camino, algo que parecía que estaba funcionando, se
mostró entusiasmado con la reacción de Naamah, sonriendo
lascivamente a la joven diabla.
- Yo tampoco lo entiendo -dijo el demonio babeando por encima de ella-, y comprendo tu cólera, tal vez este ser podría complacer tus deseos para que olvides ese episodio tan lamentable que ha herido tu amor propio -continuó mientras la atraía con fuerza hacia él-.
- Me encantaría -siguió mintiendo ella, esta vez con miedo a que notase su disgusto por sentir su gran miembro erecto muy pegado a ella, tanto, que le hacía daño- pero ahora tengo que ir a hacer una visita, tal vez a mi regreso podríamos encontrarnos -dijo mientras rogaba que no se sintiese molesto por no acceder a su petición en ese mismo momento-.
- Lo entiendo, no quisiera que tuvieses problemas por mi culpa, te esperaré en mi aposento, no tardes, estaré ansioso esperando tu llegada, -habló mientras con su lengua recorría el hermoso cuello de Naamah-.
Se
retiró sin más, mientras ella tuvo que hacer grandes esfuerzos para
controlar las nauseas que le había provocado el asqueroso ser. Ahora
si estaba atrapada y en problemas ¿qué podría hacer? Pensó
durante un rato, intentando buscar una respuesta, hasta que de
repente, se le ocurrió, había tenido su oportunidad siempre muy
cerca, ¿cómo no había caído en cuenta?
Se
fue a visitar a una de sus víctimas, no tendría que ir hasta más
tarde, pero era algo que carecía de importancia, no controlaban los
horarios. Si tenía suerte un ángel protector se presentaría en cuanto
detectasen su presencia, normalmente
no les daban tiempo a aparecer, ya que ejecutaban su acto con rapidez, con
la idea de que cuando notasen su actividad, ya fuese demasiado tarde.
Hoy sería distinto, esperaría pacientemente a que apareciese, y le
pediría ayuda, con seguridad, no se la negaría.
Y
así fue, después de un rato apareció, con la forma de un hombre
muy atractivo, que la cautivó por completo. Como pudo le explicó su
relato conteniendo sus ganas de llorar, hasta que al final,
sintiéndose derrotada estalló en un llanto angustioso y
desesperado. El joven ángel, con compasión y amor, la envolvió en
sus brazos, entendiendo lo que le ocurría, y con dulzura se elevó
con ella, llevándola a la máxima dimensión de plena de felicidad y
bienestar. Arropándola con sus alas, la hizo sentir por primera vez
segura y amparada, mientras se dirigían en busca del ángel
superior.
Una
vez allí, después de volver a contar su dolorosa historia,
confirmaron su sospecha, un error había alterado su destino,
enviándola equivocadamente al infierno. La dejaron en compañía del
joven ángel, el la ayudaría a superar el daño sufrido,
encauzándola en una nueva eternidad llena de paz y plenitud, y de la
que ella esperaba, llegase a surgir algo con su nuevo acompañante.
Menos mal, me tenías agobiada y de repente zass , diste el giro y abrí los pulmones...
ResponderEliminarTe felicito, y en una noche como esta se necesita¡¡¡
Besos cariñosos ♥♥♥
jajajajajaja, gracias Tramos, le iba a dar otro final, pero después decidí cambiar, no podía permitir que un error acabase con nuestra Naamah. Besos grandes!!!!
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