Providence (Rhode
Island) Noviembre de 1.692
Había
heredado los poderes de mi abuela, incluso parecía poseer más dones
que los que ella tenía. No me gustaba considerarme bruja, era una
palabra que en la antigüedad se relacionaba con el mal, la magia
negra y el culto al demonio, con una reputación de mujeres malvadas y sin escrúpulos. Todo más lejos de la realidad, las brujas siempre
han sido mujeres de amplia bondad, con poderes adivinatorios y
curativos que se usaban para hacer el bien.
Mi
abuela me había iniciado desde muy pequeña para estimular mis
aptitudes y que no se perdieran, explicándome al detalle como
debería ejercer esas maravillosas habilidades que Dios me había
otorgado.
Cuando
era adolescente, comencé a acompañarla en sus visitas a los
enfermos, incluso atendiendo algún parto en ocasiones complicado,
dónde yo descubrí una de mis capacidades más notables. Era capaz
de girar a un bebe en el vientre de su madre, cuando llegado el
momento del parto no estaba en la posición adecuada, disponiéndolo
para un buen alumbramiento, salvando a unas cuantas mamas y a sus
pequeños de una muerte segura.
También
gozaba de cierta facultad para eliminar la mala fortuna que en
ocasiones acompañaba a las familias, y con respecto a las
enfermedades, fui adquiriendo con facilidad todos los conocimientos
de que disponía mi abuela, más los que yo me encargué de buscar
leyendo libros e investigando por mi cuenta.
Mi
arte adivinatorio era muy acertado, no errando nunca en mis
predicciones, para lo que usaba el poso del café y en ocasiones
piedras mágicas. Poco antes de fallecer mi abuela, me había dicho
que me consideraba la bruja más poderosa que jamás había conocido.
Cuando se murió, yo heredé su libro de hechizos y conjuros, que
aunque no me hacía falta, guardé como un tesoro.
Me
case con Anthony, un joven campesino del pueblo que me regaló dos
preciosas hijas y una vida llena de felicidad. Mis poderes tenían
una pega, y es que no podía usarlos para beneficio propio en el caso
de la adivinación, aunque si para la curación, con lo cual nunca
pude saber lo que me disponía el futuro, así que disfrutaba de
cada nuevo día con mi esposo y mis hijas como si fuese el último.
Tenía
mucho trabajo en el pueblo, era muy querida y respetada, y me
llamaban para cualquier enfermedad, percance o dificultad, desde un
parto, un niño enfermo, una muela con dolor, lectura del futuro,
incluso para tratar algún animal enfermo; lo que nos permitía vivir
sin excesos pero cómodamente, sin que jamás nos faltase la comida.
La
vida se complicó de repente. Habían llegado noticias de Salem, una
ciudad a 88 kilómetros de nosotros, donde estaban realizando juicios
contra varias mujeres a las que habían acusado de brujería y de
culto al demonio, causando enfermedades y distintas alucinaciones en
la población, algunas ya las habían sentenciado a ser quemadas en
una hoguera, otras, estaban a la espera de juicio. Ésto, sumado a
una terrible epidemia que estaba arrasando nuestro pueblo, llevándose
principalmente a los niños más pequeños y a los ancianos, hizo que
comenzasen a dudar de mi, diciendo que estando en contra de los
juicios de Salem, había cursado una venganza, tratando de matar a
todos los miembros de la aldea. Me detuvieron y me encarcelaron a la
espera de un juicio que intuía, no iba a ser justo, y todos los que
en su día me querían y me respetaban, me dieron la espalda renegando
de mi, escupiéndome e insultándome cuando iba en el carro camino de la prisión. No permitieron que recibiera la visita de Anthony ni de mis
pequeñas, lo que causaba un gran dolor en mi corazón.
Como
esperaba, no fue justo, los que un día estaban agradecidos por
haberlos ayudado, ahora declaraban en mi contra acusándome de
brujería y de ser aliada de Satán. En mi declaración expuse mi
inocencia, opinando que todo esto no era más que extremismo
religioso, jamás había hecho el mal a nadie, poseía unos dones
heredados de mis antepasados que nunca se habían usado para hacer el
mal, y enfadada dije que todo ésto era una intromisión
gubernamental de mi libertad individual.
Después
de falsas acusaciones e infinidad de fallos en el proceso, sabía
cual iba a ser el desenlace, y no estaba equivocada, no hacía falta
ser adivina para saberlo... Al igual que mis compañeras de Salem, me
condenaban a morir quemada en la plaza del pueblo a la vista de todos
mis vecinos.
Rogué
que se me concediese la visita de mi esposo y de mis hijas para
poder despedirme, y por sorpresa, me lo concedieron. Cuando Anthony
llegó a mi calabozo acompañado de mis dos niñas, el corazón se me alegró, me abracé a él con tanta intensidad y tanto amor que mis
carceleros se hicieron a un lado para dejarnos unos momentos de
intimidad. Comencé a llorar en sus brazos, mientras el me acariciaba
con mucha ternura, las niñas mientras tanto, se habían abrazado a
mis piernas sollozando y reclamando mi atención. Me agaché para
estrecharlas en mis brazos, Samantha ya tenía seis años, pero
todavía era muy pequeña para entender lo que estaba pasando, y July
con solo dos, me miraba con esos ojos azules y brillantes que poseía,
intentando adivinar en mi mirada que era lo que me pasaba. Era un
bebé apenas, pero siempre adiviné en ella algo muy especial, era
poseedora de mis dones y algo me decía que si yo era poderosa, ella
lo sería mucho más...
No
se como ocurrió, pero July pareció entrar en una especie de trance,
y diciendo en su lenguaje infantil -mami, no llores, no tes tiste,
July te va sacar de este feo sitio-, de repente de sus hermosos ojos
salió una luz que iluminó el calabozo, y al instante aparecimos en
nuestro hogar.
Poseía
una facultad extraordinaria que yo nunca había conocido en ninguno
de mis antepasados, era capaz de transportar en el espacio lo que
ella quisiese. Deberíamos irnos enseguida, antes de que nos
encontrasen, puesto que además de quemarme a mí, lo harían con la
pequeña, los carceleros seguramente habían sido conscientes del
extraño episodio ocurrido.
Cogiendo
lo justo que entraba en nuestro carro, nos fuimos. Encaminamos
nuestra vida hacia otro destino, más allá de toda esta maldad
humana. En busca de un pueblo lo más alejado posible para comenzar
una nueva vida llena de felicidad.
Hermosa historia. Hay magia, agradecimiento e ingratitud, fantasía y se lee rápido. Uno empieza a leer y termina con una sonrisa la lectura.
ResponderEliminarMe gusto tu cuento. Saludos.
Muchas gracias Gonzalo, siempre complace recibir palabras de satisfacción, eso ánima a seguir, un abrazo!!!
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