Nos
encontrábamos en el siglo XXII, año 2.165, plena era de la
inteligencia y la tecnología avanzada y era consciente de que
realmente habíamos sufrido un atraso considerable en determinadas
cosas.
Un
gobierno dictador en el que nos hallábamos todos sometidos, dirigía
nuestras vidas y nosotros de manera sumisa acatábamos sin dar muestra de
inconformismo. Existían varias reglas que todos obedecíamos como si
fuésemos autómatas. Las nuevas generaciones habían crecido sin ser
conscientes de muchas realidades vitales y naturales, ya que nos
estaba prohibido hablar de ciertos temas, bajo pena de multa y
arresto por largo tiempo. Los más viejos que sabían temas del
pasado, simplemente callaban...
Al
nacer nos implantaban un chip en el cerebro, que nos conectaba a una
central de datos desde la que adquirían total información sobre
nosotros, desde nuestra capacidad intelectual, hasta donde estábamos
y hacia dónde nos dirigíamos, les daba total control sobre nuestra
vida. Según nuestra inteligencia y capacidades, nos obligaban a
estudiar y a ejercer lo que ellos consideraban, y los que nacían con
algún fallo que se les había escapado, -puesto que todo lo tenían
prácticamente controlado-, los desechaban considerándolos escoria
de la humanidad sacrificándolos, puesto que para ellos no eran más
que un gasto en la sociedad sin obtención de ningún beneficio. Así
intentaban crear una población inteligente y activa, y sí es cierto
de que todos teníamos trabajo y dinero, sin que nadie sufriese
ningún tipo de necesidad.
Las
enfermedades y accidentes graves -que escaseaban, una de las
cualidades de nuestra época era la gran seguridad en todos los
aspectos-, era de fácil solución dados los avances médicos de los
que disponíamos, y operaciones que en otro tiempo con seguridad se
alargaban en el plazo de recuperación, hoy en día eran algo de convalecencia fugaz.
Sin
embargo, había algo que yo no entendía, aunque para nuestros
gobernantes sí que tenía una explicación.
A
través de mi madre, llegó a mis manos un secreto que nadie debería
conocer, nuestra vida dependía de ello. Era un raro utensilio que en
el pasado llamaban CD, que al parecer servía para grabar datos.
Había pertenecido a la abuela de mi madre, pasando de una mano a
otra en las siguientes generaciones. Había nacido en el año 2.050,
año de grandes cambios tecnológicos, y ella intuyendo lo que se
avecinaba dadas las últimas noticias, en el año 2.090 grabó una
información para que nosotros, sus descendientes supiésemos algo
que consideraba muy importante para que no quedase en el olvido.
A
través de un buen amigo en el que confiaba plenamente y con él que
estaba comenzando una historia más allá de la amistad, dado sus
conocimientos informáticos, le pedí ayuda para conseguir visualizar
lo que mi bisabuela nos había dejado, mamá no quiso adelantarme
nada, y al parecer no me lo dio antes puesto que no había llegado el
momento. La curiosidad me invadía de manera obsesiva ¿que sería lo
que nos contaría en aquel artilugio?
Javi
quedó impresionado cuando lo vio, tan solo en fotografías a través
de la red, había tenido la ocasión de visualizarlo, en alguna ocasión
en la que su curioseo le llevó a buscar cualquier información al
respecto de aquel instrumento de grabación de datos tan aparatoso.
Consiguió acoplar una pieza a su terminal para que pudiésemos
verlo.
Me
iba a dejar sola con esta información, para que yo disfrutase del
momento con mi antepasada. Pero no acepté, él era importante para
mi y quería compartir este instante único, estaba segura que allí
no había nada que él no pudiese escuchar.
Nos
acoplamos los dos, muy juntos, emocionados a la espera de que
comenzara la emisión. Me enterneció verla y escucharla, tan dulce y
con su hablar tan pausado. Aun era muy joven cuando realizó la
grabación, tan solo cuarenta años y acerté a descubrir una gran
mujer inteligente y de una belleza sobervia.
Después
de enseñar distintas imágenes de como estaba la ciudad en esa
época, pasó a lo realmente importante. En ese año se había
aprobado en las cortes generales la prohibición de mantener
relaciones sexuales, el objetivo era en primer lugar erradicar las
enfermedades de origen sexual como el sida y el virus del papiloma
humano que en los últimos años había crecido de manera
escandalosa, y por otro lado, controlar la fecundidad de las mujeres
de tal manera que solo se escogerían los embriones en perfecto
estado y libres de enfermedades congénitas y de otras como el
cáncer. Nos preguntamos que era eso de las relaciones sexuales, y no
tardamos en encontrar la respuesta, mi bisabuela muy inteligentemente
había supuesto que llegaría una época en la que sería un tema
desconocido, así que nos ilustró ampliamente como eran, detallando
con sus propias palabras los sentimientos que originaban ese especie
de deseo, que daba un gran placer a una pareja. Placer que era
totalmente desconocido para nosotros... Visualizamos distintas
imágenes de lo que era eso, y aún asqueada, no fui capaz de sacar
mis ojos de esas imágenes, Javi se reía al ver esos cuerpos
desnudos moviéndose sin parar y gimiendo, tocando zonas que ni me
atrevía a imaginar en mi mente. ¿Eso sería posible? Un beso en la
boca, como hacían las personas en la imagen, estaba prohibido, los
besos se reducían a alguno ocasional en la mejilla, pero en nuestra
cultura no era algo habitual, ni tan siquiera abrazarse como hacían
en la grabación, dar muestras de cariño no estaba bien visto.
Una
vez acabada, quedamos unos instantes en silencio, hasta que Javi lo
rompió, diciéndome que le parecía algo interesante, y que quizá
podríamos probar. ¡Estás loco! Fue mi respuesta, me parecía algo
repugnante.
Una
vez en casa, comenté lo ocurrido con mis padres, se echaron a reír,
y me sorprendieron al decirme que ellos lo habían probado y lo prácticaban, y que les
parecía algo necesario en una pareja, unía mucho, además era algo
muy placentero. Si me decidía a probarlo, debería tener cuidado,
pues en ese acto cabía la posibilidad de quedarme embarazada, así
es como se procreaba en la antigüedad, a través que un fluido que
el hombre expulsa en este acto dentro de la vagina de la mujer.
Me
acosté alucinando con toda aquella nueva información, tal vez
debería probar, si papá y mamá lo habían hecho, no debía ser tan
terrible.
Hablé
con Javi al día siguiente, y lo sorprendí con la propuesta de intentarlo, sería esa misma tarde, sus padres no estarían en casa
hasta la noche, lo que nos dejaba varias horas por delante, no
sabíamos cuanto tiempo tardaba en realizarse todo el acto, así que
a lo mejor nos hacía falta mucho y más teniendo en cuenta nuestra
inexperiencia en el tema.
Comenzamos
besándonos, como hacían en la reproducción de la bisabuela, y la
verdad que me gusto, ¡y mucho! Empezamos lentamente, como con miedo,
subiendo la intensidad poco a poco, hasta que comenzamos a juguetear
con nuestras lenguas. Era algo increíble, sentía algo extraño
dentro de mi, que me provocaba unas ganas locas de abrazarlo
fuertemente y comérmelo por todos lados... ¡que extraño!
Comenzamos a desvestirnos, al principio con timidez, pero una
excitación incipiente nos hacía perder toda la vergüenza con la
que comenzamos, dejándonos llevar por la situación. Me complacía
sentir su cuerpo desnudo contra el mío “piel con piel”, que
sensación tan hermosa y deleitosa. Nos acostamos en la cama, sin
dejar de besarnos y tocarnos por todas partes, mi sexo vibraba de una
manera rara, quería que me tocase allí, lo necesitaba, y él
llevaba mi mano al suyo, haciendo que la moviese arriba y abajo, era
increíble como sin tener ni idea nuestros cuerpos nos iban guiando y
diciendo lo que teníamos que hacer. Llegó un momento en el que ya
no aguantábamos más, la situación nos pedía algo más intenso,
entonces Javi, se puso encima de mi, continuando con sus besos y
caricias, el sentir su sexo pegado al mio me volvía loca. Sin saber
como ocurrió, introdujo su miembro dentro de mí, primero dolió
dejando enseguida paso a un placer excepcional que me hacía perder
el control, no duró mucho, a lo sumo dos minutos, pero fueron los
más grandes e intensos que jamás habíamos vivido, explotando al
finalizar en unas sensaciones grandiosas difíciles de explicar. En
total el acto debió durar tres o cuatro minutos.
Esa
fue solo la primera de distintas placenteras ocasiones, las
siguientes fueron mejorando, aguantando más en cada relación
sexual. ¿Como podían permitir que el ser humano se perdiese de un
placer tan sublime?
Guardamos
nuestro secreto, como lo habían hecho mis antepasados, teniendo
especial cuidado en no crear una vida dentro de mi, de ello dependía
nuestro futuro, mi pena solo era el no poder gestar un hijo cuando
llegase el momento, de la manera mas bella y natural que existía...
Me ha encantado, Ana.
ResponderEliminarjajajajaja, gracias Alfonso, me alegra :D
ResponderEliminardivino ana, un abrazo de
ResponderEliminarnovia o sylvia de mexico...
jajajajajaja, muchas gracias Sylvia, un beso grande amiga ;)
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