Se
había despertado por la mañana, en una cama que no conocía,
observó su entorno sin descubrir nada que le resultase familiar. A
su lado, un atractivo hombre desconocido dormía plácidamente.
Se
levantó buscando el aseo y una vez que lo encontró se aproximó al
espejo para ver la imagen que le devolvía. Una joven de largo
cabello negro como el azabache y con unos grandes ojos verdes fue el
reflejo encontrado, pero no se reconocía. Estaba mirándose
pensativa cuando una voz le sorprendió desde la puerta:
- ¡Hermosa como de costumbre! Eres maravillosa Marlene -dijo el hombre mientras se acercaba a ella con ademán de besarla-.
Al
intuir ese posible contacto, ella se echó hacia atrás, rechazando el
abrazo que tan entusiasmado venía a darle. Lo observó confundida,
no sabía que hacer o que decir.
- ¿Qué te ocurre cariño? -preguntó él-.
Entonces
comenzó a llorar asustada ¿quién era? ¿cómo era su vida? ¿qué
había ocurrido para que su mente se hallase vacía de recuerdos?
Preguntas que se hizo en su mente sin hallar una respuesta.
El
joven se acercó a ella, abrazándola con ternura, preguntándole si
todo iba bien. Agarrándola por la cintura la acompañó hasta el
dormitorio y sentados en la cama, le rogó que le contase lo que le
pasaba.
Mientras
él con dulzura secaba las lagrimas de sus ojos, ella se abrió a
contarle el mal que parecía haberse presentado en ella, “su mente
estaba en blanco”...
- ¿No recuerdas nada Marlene? ¿No sabes quién soy yo? ¿Ni tan siquiera sabes tu nombre?
- No -dijo ella-, bueno ahora el nombre si, por qué tú lo has dicho... pero no sé nada mas... -contestó volviendo a llorar de manera espasmódica-.
- Está bien, relájate... -murmuró él, mientras acariciaba su espalda intentando tranquilizarla-. Ayer llegaste muy tarde a casa, tenías una reunión en el trabajo, no se que hora era, pero debía ser muy tarde, yo estaba durmiendo. Sentí que te duchabas y enseguida te acostaste a mi lado. Pero no comentaste nada...
Una
ducha caliente la relajó un poco. Después de un buen desayuno,
decidieron ir juntos a la oficina donde ella trabajaba, quizá había
ocurrido algo durante la reunión, que bloqueándola la había hecho
suprimir todos sus recuerdos.
Allí,
no encontraron respuestas. La reunión había transcurrido tranquila
y no se había alargado demasiado, en una hora estaban todos fuera, y todos menos ella habían ido a tomar algo, lo que quería decir que a las diez debería haber estado en casa. El
horario no concordaba, Marlene debió llegar a casa cerca de las dos
de la mañana, puesto que él se había acostado a la una, y aún
había estado un rato en la cama viendo la televisión.
Puesto
que a ella dada su indisposición le daban el día libre en el
trabajo. Pablo decidió cogerlo por su cuenta, para intentar ayudar a
su novia. Algo debió ocurrir en el transcurso de tiempo desde que
acabó la reunión hasta que ella había llegado a casa, pero ¿lo
qué?
En
primer lugar se acercaron a la consulta de su amigo Gerardo, era
psiquiatra y sin duda podría ayudarla. Como imaginó, le hizo un
hueco, a pesar de que ese día tenía la agenda a tope.
Después
de explicar lo que le ocurría. El diagnóstico fue claro, estaba en
shock, algo la había traumatizado esa noche, haciendo que borrase no
solo lo malo que pudiera haberle ocurrido, sino también lo bueno. Lo
normal es que en unos días fuese recuperando poco a poco sus
recuerdos, todos y cada uno de ellos, buenos y malos.
Si
no fuese así, probarían una sesión de hipnosis que con toda
seguridad la ayudaría. No la recomendaba de primeras, puesto que lo
natural y menos agresivo para ella, era ir recuperándolos a cuenta
gotas. Les aconsejó hacer el recorrido que supuestamente debería
haber hecho ella de camino hacia casa, a ver si en el entorno,
recordaba algo.
Comenzaron
el camino partiendo desde la empresa de ella. No acostumbraba a
llevar el coche, su casa estaba a solo veinte minutos caminando, y
habitualmente en coche podía llegar a tardar algo más a causa del
intenso tráfico en la zona. Ese día a pesar de la reunión, decidió
hacer como de costumbre y no llevar el coche.
Caminaban
juntos, pero Pablo la sintió distante. Ella no parecía confiada en
la presencia de él, incluso le pareció descubrir una pizca de
resentimiento. No hablaba si no era para responder alguna pregunta
que él le hiciese. Supuso que era normal, para ella, él era un
desconocido ¿por qué habría de confiar en él?
Durante
el trayecto, aprovechó para hablarle de ellos y de su bonita
relación. Llevaban cinco años juntos, cada cual mejor, por lo que
se habían planteado seriamente el casarse. Ella lo observaba
atentamente mientras detallaba como era su vida en pareja, y por
momentos, le pareció descubrir en esos preciosos ojos verdes, ese
brillo mágico que tanto lo encandilaba, como si por momentos algún
pequeño detalle volviese a su mente.
En
el último recorrido hacia su hogar, fue cuando todo saltó... Al
pasar por la entrada de un callejón, Marlene comenzó a gritar
descontroladamente, y aunque el intentó tranquilizarla abrazándola,
enseguida sospechó que no estaba haciendo más que empeorar las
cosas, así que soltándola, dejó que ella desahogase todo el dolor
y la rabia que parecía estar en su interior. La gente los miraba con
curiosidad, pero salvo un hombre nadie se acercó a preguntar qué
pasaba y si necesitaban ayuda...
Esperó
con paciencia a que ella terminase con esa crisis que pareció
haberle dado, entonces, se acercaron a un banco que había en la
acera de en frente. Una vez sentados, esperó a que ella comenzase la
conversación, no quería forzarla a nada, esperaría a que ella
estuviese dispuesta a hablar.
Después
de un par de minutos, se abrazó a él sin dejar de llorar y de
perdirle perdón llamándolo por su nombre, así que entendió que
por lo menos algo de memoria había recuperado. Entonces, mientras él
la acariciaba comenzó con su relato:
- La reunión acabó muy pronto, más de lo que ninguno habíamos calculado, y propusieron dado lo temprano que era, el ir a tomar algo juntos, pero yo no quise, tenía ganas de ir a casa a refugiarme en el sofá contigo. Así que comencé el camino y al llegar al callejón, un hombre me asaltó y agarrándome con fuerza me introdujo al fondo del mismo... -le contó comenzando de nuevo con su llanto doloroso-.
- Tranquila cielo, no tienes que preocuparte, ahora estás conmigo -dijo restando importancia al episodio, intuyendo que lo que le iba a contar a continuación le iba a doler-.
- Entonces... ¡me violó...! -sentidas lagrimas resbalaban por su rostro, y él no pudo menos que abrazarla, aunque una rabia intensa le recorrió todo su cuerpo, ¡maldito bastardo! -pensó-. Más vale que no te cruces en mi camino...
En
el hospital poco pudieron hacer, ya que era imposible recoger ninguna
muestra para analizar y poder dar con el violador, puesto que ella se
había duchado. Aún así cursaron una denuncia dando una descripción
bastante detallada del delincuente.
Marlene
comenzó con una terapia para intentar superar el triste drama que
ahora la poseía, y que dificultaba por completo sus relaciones
sexuales con Pablo. El, cariñoso y lleno de paciencia no insistía,
tan solo la besaba y la acurrucaba en sus brazos para que se sintiera
segura, fuera de todo peligro.
Dos
meses después, lo cogieron. Acababa de violar a una joven, y
sospechaban que era el culpable de la oleada de agresiones sexuales
que se habían dado en la ciudad en los últimos meses. Marlene
pareció revivir en cuanto supo la noticia, el saber que su agresor
estaba en prisión a espera de juicio, la había tranquilizado mucho
haciendo que mejorase notablemente en su terapia, llegando incluso a
iniciar sus encuentros maritales con su pareja.
Pablo
sintió no haber tenido la oportunidad de verlo delante de él, le
hubiera gustado enseñarle que le pasa a los tipos así, aunque
pensándolo bien, la justicia debe actuar y nadie debe tomársela por
su cuenta. Solo le dolió cuando una semana después, un comunicado
anunciaba el suicidio del delincuente, pena que no llegara a pasar el
tiempo suficiente en la cárcel, los presos se encargarían de
hacerle pagar todo el daño que había hecho...
Me encantó esta historia, había leído otras narraciones del blog, que son muy buenas, pero las de suspenso son mis preferidas, felicitaciones!
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