sábado, 12 de octubre de 2013

"SUPERVIVENCIA"

Fuertes explosiones nos despertaron aquella mañana de domingo. Miriam y yo nos levantamos asustados asomándonos a la ventana de nuestro dormitorio, desde la que pudimos apreciar distintos incendios repartidos en varias zonas de la ciudad.

El llanto de Lara y Pablo, nuestros hijos nos arrancó de aquella visión espantosa, acercándonos a su cuarto los cogimos en brazos y nos reunimos en el salón que gozaba de un gran ventanal que nos regaló la escena más dantesca que jamás hubiésemos imaginado ver.

Distintos estallidos se estaban sucediendo en puntos dispares, retumbando en nuestros oídos el brutal estruendo que causaban, los niños estaban muertos de miedo y no hallábamos la forma de consolarlos.

Aviones de guerra sobrevolaban nuestro cielo, dejando caer de forma aleatoria bombas a su antojo. ¿Quién nos estaba atacando? ¡No nos hallábamos metidos en ningún conflicto bélico!

Acordamos salir del piso, no estábamos seguros en él, en cualquier momento podría caer algún artefacto haciendo saltar por los aires toda la construcción. Claro que en la calle no lo íbamos a estar mucho más, pero deberíamos buscar algún refugio.

El ambiente en la calle era desolador, muertos por todas partes, edificios destruidos y personas corriendo sin saber hacia donde dirigirse.

Seguían sonando bombardeos, ahora más alejados, así que echando a andar nos encaminamos hacia el ayuntamiento, con seguridad dispondría de algún tipo de refugio subterráneo en sus sótanos.

Una vez allí todo parecía muy confuso, había más gente que como nosotros habían pensado en ese lugar tratando de buscar un poco de seguridad, pero las noticias no eran buenas, se decía que todo era una táctica política para iniciar la recuperación económica del país, no podía creer que nuestros gobernantes pusieran en peligro nuestras vidas, por salvar su cuello.

Nos acoplamos todos allí, sin agua, sin alimentos, sin ropa de abrigo... toda una vida trabajando para tener algo, lo mínimo para poder sobrevivir para que una panda de malnacidos con corbata nos arrebatara todo lo nuestro. Las cosas no pintaban bien, a lo largo del día seguimos escuchando aviones que se dedicaban a devastar todo lo que tenían a su alcance. Aquel refugio parecía seguro, y en cuanto todo pareció tranquilizarse un poco, salimos unos cuantos hombres en busca de las necesidades mínimas de las que allí requeríamos.

No nos costó encontrar todo lo que buscábamos, los supermercados que encontramos de pié, estaban con sus puertas abiertas y aprovechamos para llenar varios carros con las cosas más imprescindibles, incluso algún medicamento. Alguien consiguió una radio y por medio de ella, a través de una emisora del país, relativamente alejada de la ciudad, nos enteramos de que, según el gobierno todo había sido causa de un atentado terrorista, y no se había ceñido tan solo a nuestra ciudad, en distintas de todo el ámbito nacional se habían sucedido los ataques.

No nos lo creíamos, los terroristas actuaban de manera puntual, no en sucesivos ataques, jamás con aviones de guerra y mucho menos atacar de esa manera a los civiles sin que ningún alto cargo sufriese daños y en un territorio tan amplio...

El día siguiente lo pasamos allí dentro, por si acaso se repetían los bombardeos, pero el día transcurrió tranquilo, y las noticias de la radio daban por finalizada la agresión al país.

Después de ese día, las aguas volvieron a su cauce, pudimos regresar a nuestros domicilios. Los que habíamos tenido la suerte de que se mantuviese en pie éramos afortunados, ya que la inmensa mayoría habían perdido sus hogares.

Sí, es cierto que el país creció de manera vertiginosa, pero no habían sido las maneras, muchas familias tuvieron que comenzar de cero su vida. En nuestro caso tuvimos mucha suerte, nuestra vivienda había quedado intacta y mi trabajo también, era un funcionario de correos al que no había afectado demasiado la situación vivida, más que por una decena de edificios y casas que habían desaparecido. En el caso de mi mujer nada había cambiado, ya que desde que había nacido nuestro hijo mayor hacía cuatro años, había dejado su oficio de administrativa en una gran empresa de comunicaciones, para dedicarse a tiempo completo a ellos. Y nuestros hijos, con seguridad por su corta edad, enseguida olvidaron los días vividos.

Un nuevo futuro se presentaba, y deseábamos y esperábamos que en esta ocasión, nada se volviese a inmiscuir en la rutina diaria de los ciudadanos.



"ALERTA-VIRUS"

La población había comenzado a caer enferma de manera galopante. Los hospitales abarrotados no daban abasto a atender tanta demanda, y habiendo establecido el estado de emergencia, se declaró en cuarentena ya que no sabían que clase de enfermedad estaba diezmando la ciudad. Médicos y enfermeras de otras localidades habían tenido que trasladarse allí para dar apoyo, puesto que lo enfermos no podían salir de aquel hospital.

Cuatro miembros del centro de control de enfermedades infecciosas en Atlanta se habían desplazado rápidamente para abrir una investigación y así poder determinar a lo que se estaban enfrentando. Prioridad absoluta requería el envío de muestras a la central, para que una vez diagnosticado y aislado el virus, comenzasen con la confección de un antídoto y posterior tratamiento.

En el informe que les habían facilitado detallaba que el período de incubación transcendía de dos a cinco días, tras lo cual, el paciente comenzaba con un cuadro súbito caracterizado por fiebre alta, postración, mialgia, cefaleas y dolor abdominal, durante el tercer día comenzaban con diarreas acuosas, calambres y vómitos, además en este día los enfermos presentaban también rostro inexpresivo con los ojos hundidos, letargo y alteraciones mentales. Al llegar el quinto día una erupción cutánea frecuentemente hemorrágica recubría su cuerpo, además de una necrosis focal de hígado, nódulos linfáticos, testículos, ovarios, pulmones, riñones y órganos linfoides, comenzando con hemorragias del tubo grastrointestinal, haciendo que el infectado sangrase tanto por la boca como por el recto. Algo que les preocupaba especialmente era el problema de sangrados abundantes causados por la punción de agujas, lo que limitaba gravemente el uso de tratamientos inyectables que era la manera más rápida de atacar el virus. La muerte acaecía el séptimo día por colapso circulatorio a causa de los sangrados múltiples.

Este virus parecía ser letal, y se transmitía, si no estaban equivocados, por contacto directo con líquidos corporales contagiados: sangre, saliva, sudor, orina, vomito... gracias a Dios habían seguido el protocolo aconsejado en estos casos desde el primer día, haciendo uso de mascarillas, guantes y ropa adecuada, y aislando a los enfermos en un ala determinada para ese uso, lo que podía haber causado un mal mucho mayor.

Una vez “in-situ” comenzaron con las autopsias, descubriendo además de todo lo que ya les habían informado, la localización de cuerpos eosinófilos en el hígado, y en los pulmones atisbaron indicios de pulmonitis intersticial y endoarteritis de las arterias pequeñas. La poca sangre que les quedaba se hallaba coagulada y presentaban una alteración plaquetaria importante. Se hallaban confundidos, pero lo que estaban viendo parecía ser una mezcla de distintas fiebres hemorrágicas, desde el ébola, a la fiebre de Marburgo y la de Lassa...

Después de recoger distintas muestras, las enviaron con carácter urgente para Atlanta, necesitaban confirmación para saber si lo que ellos sospechaban era cierto.

El dr. Thomas y la dra. Lucy, miembros del équipo, se trasladaron a la casa del primer infectado, para intentar hallar las causas de la fatal enfermedad. Sin encontrar nada sospechoso, recogieron distintas muestras de alimentos y del agua de la traída para su posterior análisis, enviándolas también.

Mientras esperaban los resultados, su misión hasta ese momento sería la de ayudar en el hospital, intentando aliviar el dolor de los enfermos. En muchos casos los habían sedado, era tal el sufrimiento que los postraba que no podían hacer de momento otra cosa.

El director del hospital se reunió con ellos, quería saber si no había algún tratamiento específico que ya hubiesen usado en otros casos de virus calientes, para ir probando, el tiempo apremiaba y los muertos se contaban por docenas... Pero no había nada, en concreto a pesar de lo que se había creído en principio, se había demostrado que el suero hecho a través de la sangre de supervivientes al virus del ébola, no era efectivo en el tratamiento de la enfermedad.

El resultado de los análisis realizados en Atlanta, no se habían hecho esperar, el agua parecía ser la fuente de contagio, alguien había depositado en la presa de la ciudad, cantidad suficiente para acabar con toda la población, el dr. Thomas enseguida sospechó de un antiguo compañero de trabajo, pero eso era algo que podía esperar, además con seguridad desde el centro habrían dado la voz de alarma al FBI, ahora su prioridad absoluta era hallar la cura.

Como sospechaban era un virus mutado, aunque la base del mismo parecía ser el del ébola. El genoma del bacilo tenía forma filamentosa, constituido por cuatro tipos de proteína, lo que lo hacía especialmente virulento.

Si no habían sido capaces de hallar cura específica para ninguna de las enfermedades hemorrágicas hasta ahora, ¿como lo iban a hacer? En Atlanta trabajaban a marchas forzadas, sería un milagro conseguirlo.

Pasaron dos días sin encontrar nada efectivo, probaron distintos medicamentos pero la gente seguía enfermando y falleciendo. Fue entonces cuando la dra. Lucy recordó algo, reunida con sus compañeros, el director y el jefe médico del hospital, les comentó que en el congreso internacional de botánica en el año 1.998, el profesor Maurice Iwu descendiente de una familia de curanderos nigerianos, aseguró que los componentes de una planta habían sido eficaces como terapia para el virus del ébola según distintas pruebas de laboratorio, las moléculas flavinoides del extracto de la fruta de la planta garnicia kola que se encuentra en Africa Occidental, detenía el crecimiento del virus, reduciéndolo hasta hacerlo desaparecer.

No perdían nada por intentarlo, la propia doctora tenía en su poder en estado seco el fruto de esa planta, y en seguida se lo hizo llegar a su equipo para que aislando las moléculas creasen el posible antídoto.

No había tiempo para hacer pruebas de laboratorio, tendrían que intentarlo directamente con los pacientes, y aunque en principio no parecía efectivo, después del tercer día comenzaron a mostrar mejoría disminuyendo en primer lugar las fatales hemorragias.

En una semana el virus había desaparecido, y la recuperación -aunque lenta debido al estado en que los dejaba sumidos esa enfermedad- era total sin dejar apenas secuelas.

El dr. Thomas le comentó a la policía sus sospechas sobre Oliver Lucas, ex-compañero en el departamento de virus hemorrágicos, al que habían despedido por alteraciones en su comportamiento, sospechando que padecía de alguna enfermedad mental, nadie que tuviese algún trastorno, por pequeño que fuese, podía trabajar allí, ya que por sus manos pasaban muchas clases de virus peligros para la humanidad.

Como imaginaba, Oliver había sido el culpable de tal catástrofe que podía haber sido mucho peor. Certificando que sufría de un tipo de psicopatía, lo internaron en una prisión psiquiátrica de alta seguridad. Gracias a la habilidad de la Dra. Lucy, habían creado un medicamento que esperaban fuese efectivo para todo este tipo de enfermedades, así que volvieron a su ciudad con el ánimo de seguir sus estudios e investigaciones para crear un mundo mucho más seguro.




viernes, 11 de octubre de 2013

"UN ASESINO CUALQUIERA"

En un pequeño pueblo como Farnintong Ville, todos los habitantes se conocían, por lo que nadie entendía lo que estaba pasando y comenzaban a dudar si de verdad se conocían unos a otros.

Jamás en la historia del pueblo había ocurrido algo semejante, toda la actividad delictiva se reducía a pequeños hurtos sin importancia, algún conflicto en varios de los locales de copas siempre por culpa del alcohol y pequeños percances de tráfico.

Cuatro asesinatos de menores con tremendas agresiones sexuales se habían sucedido en un mes, lo que era un porcentaje muy alto en tan poco tiempo. El grupo de homicidios y trastornos de conducta se había trasladado allí, colaborando con el sheriff, con la firme intención de resolver el caso en el menor tiempo posible.

El perfil confeccionado hasta ahora con los pocos datos que tenían, les decía que era un varón al que las víctimas debían de conocer, puesto que algunos de los cadáveres se habían encontrado a varios kilómetros del pueblo, y las únicas lesiones encontradas además de la agresión sexual, eran las señales de asfixia que tal y como determinaban las autopsias, era la causa de la muerte, lo que dejaba entrever que las menores se había subido al coche voluntariamente sin mostrar resistencia.

Si como sospechaban era alguien del pueblo y todos estos años se había mantenido inactivo, algo debió de desencadenar los hechos despertando al monstruo interior que llevaba dentro.

El caso se presentaba complicado, otra pequeña había aparecido muerta en el bosque, al lado del río. Pese a la insistencia por parte de la policía y del sheriff de no dejar a las niñas solas, parecía que en un despiste de la madre se había escapado de casa para dar un paseo junto al río.

Comenzaron a investigar a todos los hombres del pueblo, y no solo los antecedentes penales, sino también cualquier percance, desgracia o algo fuera de lo común que le pudiese haber pasado, que rompiese con su rutina diaria.

La investigación les llevo hacia cuatro individuos:
- Markus Smith, farmacéutico del pueblo al que hacía poco más de dos meses, le había fallecido una hija después de una agónica enfermedad.
- Stephen Jhonsons, granjero y solitario hombre, al que jamás se le había conocido mujer ni acompañante, aborrecía a los niños, lo que hacía que éstos se dejasen caer por su casa para hacerle alguna trastada. 
- Tom Clark, oficial del ejercito, del que se rumoreaba por el pueblo, que había huido de la gran ciudad, después de haber sido acusado de abusos deshonestos hacia dos menores que vivían en su barrio.
- Louis Preston, hombre jubilado que había sido durante bastante tiempo el alcalde. Su hija mayor lo había denunciado años atrás, acusándolo de abusar de ella, quedando el juicio sobreseído por falta de pruebas.

No tenían claro que alguno de ellos tuviese algo que ver, el agente encargado del grupo de homicidios Marc Meyer, tenía la intuición de que no estaban yendo por el camino correcto, había algo que no encajaba, en algunos de los sospechosos había pasado tiempo desde los percances como para que ahora como por arte de magia se hubiese desencadenado todo, puesto que no había indicio alguno que lo hiciera suponer. Con respecto al granjero, opinaba que no era más que un viejo gruñón sin ganas de tener niños cerca, tan solo era un pobre hombre solitario. El único que podría entrar en el perfil, era el farmacéutico, pero las horas en las que se habían sucedido los asesinatos, él se encontraba al frente de su negocio.

Así que descartados todos, se encontraban como al principio. El teléfono sonó comunicándole que habían hallado a una pequeña en el bosque del norte, pero no estaba muerta, el asesino cometiendo un error la había dejado con vida...

Con su compañera Adeline, se dirigieron al lugar de los hechos, cuando llegaron ya se habían llevado a la niña al hospital, intentarían buscar alguna pista por la zona y se trasladarían a la mayor brevedad para verla.

Después de buscar durante una hora, no hallaron nada, así que abandonando el lugar se encaminaron hacia el hospital. Marc comentó con su compañera que el hecho de que la niña hubiese sobrevivido, les iba a servir para atrapar al homicida, deberían mantener vigilada a la pequeña, pero sin que el vigía estuviese a la vista, no dirían nada, tan solo lo sabrían ellos dos, ni siquiera el sheriff debería saberlo, por si acaso se le ocurría comentarlo con alguien que el consideraba de confianza sin serlo.

Cuando llegaron, el sheriff se hallaba allí, la tenían en coma inducido para que no sufriese, había tenido que entrar en quirófano con urgencia para reparar todos los daños sufridos. Sus padres estaban desolados, y no era para menos -pensó Adeline-, ella tenía dos niñas y si algo así le pasaba a sus hijas, se volvería loca...

Marc consiguió sacar un momento a los padres de la habitación, necesitaba su colaboración para dar con el culpable. Era necesario que no pasasen las noches con la niña, para dejar abierta la posibilidad de que el asesino se dejase caer por allí con el fin de rematar lo que había dejado a medias. Les aseguro una y mil veces que la vida de su hija no correría peligro, harían turnos entre él y su compañera, nadie más participaría, y les recalcó que no comentasen nada a nadie, ya que el culpable podría ser cualquier persona...

Él cubriría el primer turno, así que llegadas las nueve de la noche, una enfermera entró en la habitación -después de las indicaciones que él le había dado- pidiendo que todos abandonasen la habitación, la niña necesitaba descansar y era mejor que pasase la noche tranquila sin nadie por el medio.

Todos salieron y Marc después de asegurarse de que cada uno de ellos se marchaba, y de hacer el amago con su compañera de que se iban juntos, bajó del coche unos metros hacia delante y se encaminó por una puerta lateral hacia el interior del centro hospitalario.

Ahora debería buscar un buen escondite, la sala de enfermeras hubiera sido un buen lugar bajando las persianas de las ventanas, pero no servía, estaba demasiado alejado privándole de la visión de la habitación. El mostrador estaba hacia el otro lado, así que lo descartó. Así pues, sin hallar nada que le sirviese, se adentró en la habitación de la niña, se escondería en el baño, no creía que el depravado ser que se dedicaba a torturar y matar niñas, se le ocurriese mirar allí.

La noche parecía tranquila, todo estaba en silencio. Eran ya cerca de las dos de la madrugada, cuando agotado y sentado en el suelo pensó que esa noche nada pasaría. Entonces sintió la puerta, unos pasos lentos y suaves se dejaron escuchar, intuyó que se había parado en la entrada, intentando acertar en aquella oscuridad si la niña de verdad se hallaba sola. Una vez confirmado encendió la luz y se acercó a la pequeña.

Entonces Marc salió de su escondite con su arma al frente:
  • ¡Quieto!, ¡detente o disparo!
Nunca hubiera imaginado encontrarse allí a esa persona, el mismo sheriff estaba apostado a lado de la cama de la pequeña con la almohada en la mano dispuesto a asfixiarla. Sintiéndose acorralado, se dio la vuelta soltando la misma dejándola caer al suelo, y vencido tiró su arma hacia el joven policía.

Todo había terminado, y la pequeña fue mejorando día a día de manera vertiginosa. La declaración del sheriff fue voluntaria y sintiéndose culpable relató sin olvidar detalle, lo acontecido desde el comienzo.

Su primer asesinato hacía más o menos un mes, había sido algo casual. Después de hacer una ruta por las afueras, encontró por el camino a Erika Jones de doce años, iba camino de su casa, así que él se ofreció para llevarla en el coche, había cambiado mucho en los últimos meses, y su cuerpo se había desarrollado de manera muy atractiva para él. No sabía lo que le había ocurrido, solo que no pudo frenar los impulsos que sentía por poseerla, y después, cuando había sido consciente de lo que había hecho, la mató. Las siguientes habían sido pura necesidad de recrear su primera experiencia, que aunque al finalizar le hacía sentirse mal, la excitación que sentía al principio compensaba con creces sus malos sentimientos finales. Se había visto inmerso en un círculo vicioso del que no sabía como salir.



Abandonando el pueblo en su coche, Marc y Adeline comentaron el caso y los dos coincidieron en que lo que respectaba a menores era lo más duro para ellos, algo a lo que nunca uno se acostumbraba, pero el mundo estaba lleno de depravados y su misión era dar con ellos y encerrarlos, aunque el verdadero placer sería poder eliminarlos...

"EL ANGEL DE LA MUERTE"

Hacía quince años de la desaparición de la abuela sin que se hubiese vuelto a saber nada de ella, y ahora nos encontrábamos enterrando al abuelo, ¡qué solo debió de haberse sentido todos estos años! Lo visitábamos con frecuencia, pero la compañía que se prestaban uno al otro, no se podía sustituir.

A mi mente volvió el triste día en que el abuelo nos llamó desesperado, comunicándonos que la abuela había desaparecido. Vivían en un precioso pueblo turístico a solo cuarenta kilómetros de nosotros, rápidamente nos presentamos allí y lo encontramos completamente abatido y desolado. Yo solo tenía doce años, pero los suficientes como para percibir el tremendo dolor y la incertidumbre que sentía él.

Ella era una más de las varias desapariciones acaecidas en el pueblo en los últimos años, todas mujeres, algunas extranjeras y otras residentes. Había un supuesto asesino por la zona, pero no actuaba de una manera regular, permaneciendo aletargado durante largos períodos de tiempo. Nunca encontraron nada, ni cadáveres ni prueba alguna, con lo cual jamás crearon un perfil.

Pasados unos meses nos decidimos ir a poner en orden la casa de los abuelos con intención de venderla, así que aprovechamos un fin de semana largo para organizarlo todo y dejarla lista. Tiramos lo que consideramos que ya no servía, y cosas de valor las embalamos para llevarlas a nuestra casa. Nos sorprendió ver en un armario, mucha ropa femenina que no recordábamos habérsela visto nunca puesta a la abuela, pero no le dimos mayor importancia, tampoco al hecho de que el abuelo supuestamente ya se había deshecho de todo lo de la abuela, pero por alguna razón debió de querer conservar esas prendas, puesto que nada más hallamos de ella...

El sábado a la noche había quedado todo recogido y ordenado, lo que nos dejaba el domingo libre. Papá me pidió que si por la mañana temprano antes de bajar a la playa me acercaba con él al pequeño granero que tenía el abuelo cerca de la casa, supuestamente estaba vacío, pero quería asegurarse.

A las nueve estábamos en pié y mientras mamá fregaba la loza del desayuno, nos acercamos los dos hasta allí. Como suponíamos allí no había nada, muchos años atrás el abuelo usaba ese espacio para restaurar muebles antiguos, su gran hobby, pero en los últimos tiempos la artritis había dificultado esa labor, así que se había deshecho de todo.

Cuando íbamos a salir, papá descubrió algo extraño en el suelo. Se acercó y me llamó -mira, fíjate aquí la tierra ha sido removida-. Pensamos que el abuelo habría escondido algo allí, su mente últimamente andaba un poco senil y quizás algo que era de valor para él se hallaba allí escondido.

Cogió una pala y comenzó a escarbar, no tardó mucho en que algo se asomase en medio de aquella oscura tierra. Horrorizados después de apartar con las manos el polvo que estaba por encima, vimos una calavera...

El resto se desencadenó rápidamente. Avisamos a la policía y allí mismo descubrieron el resto del cuerpo. Pero no solo eso, continuaron con las labores de rastreo y excavación de todo el granero, llegando a encontrar cuarenta y tres cuerpos más...

Mi dulce abuelo, cariñoso y alegre que me cogía en brazos y me llenaba de besos cuando era pequeña, parecía ser el asesino que tantos años había atemorizado y creado incertidumbre en la población, y con seguridad la abuela se debía de encontrar entre aquellos huesos. Ese ángel al que tanto yo quería no era más que un aliado de la muerte...

Las autopsias realizadas en los días siguientes, confirmaron nuestras sospechas, todos esos restos correspondían a las mujeres desaparecidas en el pueblo incluida mi abuela. Se suponía que ella lo había descubierto y él asustado la había matado ofreciéndole el mismo final que a todas sus víctimas.

El porqué era una incógnita, algo que se llevo él a la tumba, nada hacía suponer que él fuese un psicópata asesino de mujeres, pero tristemente para nosotros lo había sido. Y esto me hizo pensar que mucha gente esconde secretos, en ocasiones importantes, que podrían dar un vuelco a nuestras vidas...





"ACCIDENTE SENTIMENTAL"

El día prometía... me había quedado dormida, así que vistiéndome el primer traje de chaqueta que encontré en el armario, salí disparada de casa. El tráfico estaba imposible, ir en coche sería un atraso, llegaría antes a pié. Si hubiese ocurrido otro día no tendría importancia, pero hoy el jefe me necesitaba desde primera hora, esperábamos la visita de unos ejecutivos extranjeros que nos podrían facilitar una gran operación que mejoraría y mucho las expectativas de la empresa.

Corrí con mis tacones calle abajo, solo me quedaban diez minutos, lo suficiente si nada me frenaba en el camino. Tenía el edificio en frente, solo me quedaba atravesar dos calles y llegaría a mi destino.

Las prisas y el nerviosismo no me dejaron ver un coche que pasaba cuando me disponía a cruzar la última calle, impactando contra él, salté por los aires empotrándome de manera brutal contra el suelo, quedando inconsciente. Antes de caer, recuerdo ver la cara de la conductora que con expresión horrorizada se vio impotente para evitar el percance.

Desperté en el hospital dolorida y contusionada, pero al parecer no había roto nada -has tenido mucha suerte- me había dicho el doctor. Allí estaban papá y mamá asustados y preocupados, jamás les había dado un disgusto hasta ese día.

Con ellos estaba una joven que me resultó familiar, aunque de primeras no fui capaz de identificarla. Se presentó como la culpable del atropello -entonces recordé la imagen de la conductora antes caer al suelo- estaba sinceramente sentida y acariciando mi mano no hacía más que pedirme perdón.

Me contó que iba apurada ya que se había quedado dormida -que casualidad- y que cuando me vio ya estaba encima del coche. No guardaba rencor hacia ella, ya que no la consideraba culpable, yo también había tenido parte en el desenlace.

A partir de aquel día nos hicimos inseparables. Mientras estuve en el hospital, cada tarde me visitaba quedándose el resto del día conmigo, y cuando me dieron el alta y me fui para casa, me pidió permiso para poder ir a verme.

Eramos incondicionales compartiendo todo juntas. Me sentía muy a gusto con ella, éramos muy afines. Estábamos las dos solas sin ninguna relación sentimental, así que el tiempo era para nosotras. Era increíble, pero incluso ningún muchacho me había hecho sentir tan bien ni siquiera me había divertido tanto antes, por eso debió de ser que mis relaciones siempre eran cortas, no encontraba el chico que conectase bien conmigo, me aburría mucho con ellos y acaba dejándolos.

Sin darme cuenta me fui distanciando de mis amigas, compartiendo todos mis momentos con ella, entablamos una amistad que parecía ir mucho más allá. Cuando no estábamos juntas el teléfono era nuestra unión, pasando horas colgadas del mismo. Nunca había echado tanto de menos a una amiga cuando no estábamos juntas...


Y llegó el verano sonriéndonos con su sol esplendoroso, más ligeras de ropa y más felices que nunca continuábamos nuestra amistad. No podía evitar mirar para sus bellos y erectos senos que se dibujaban debajo de aquel top blanco que llevaba aquella tarde... nunca me había pasado semejante cosa y me sentía extraña. Su roce me excitaba de manera chocante, pero no le hubiera dado más importancia sino fuese por la manera como ella comenzó a mirarme... Sus ojos recorrían mi cuerpo cuando ella pensaba que yo no me daba cuenta, y cuando me hablaba se clavaban en los míos haciéndome sonrojar. Sentí que algo en nosotras había cambiado.

Una noche que habíamos ido a bailar, comenzó a hacerlo a mi lado de manera muy sensual, rozándome con sus pechos y tocándome muy sutilmente. Mi cuerpo comenzó a experimentar un nivel de excitación que nunca había sentido; dejándome llevar por aquella música y aquel baile que resultaba tan erótico comencé a tocarla también mientras el ambiente festivo nos envolvía. Sin saber como ocurrió, en un momento dado me besó. Sentí su lengua dentro de mi boca y no pude menos que corresponderle, me gustaba lo que sentía y quería más...

Abandonamos el local presas de una gran calentura y con impaciencia nos fuimos a su casa. Allí comenzamos a besarnos de manera dulce primero, pasando después a hacerlo con gran frenesí. Me dejé llevar por esa sensación tan placentera sin pensar si lo que estábamos haciendo estaba bien o mal, realmente poco me importaba, nunca nadie había conseguido elevar mi nivel de lujuria de esa manera, deseaba ardientemente acostarme con ella y sentir su esencia más profunda...

Ya en la cama nos revolcamos tocándonos por todas partes, saboreando cada rincón de nuestro cuerpo, y pensé -quién mejor que una mujer para saber darme el placer que necesito-. Nunca había disfrutado tanto, ella sabía como y donde acariciarme para ponerme al límite, en un plácido juego que duró un par de horas...

Por la mañana al despertar nos fundimos de nuevo en nuestro incipiente amor, gozando de manera insuperable. Después hablamos de nuestra situación, para ella no era la primera vez, pero por lo que me dijo, jamás como conmigo; para mí, sí fue la primera, y le conté como habían sido mis relaciones con los chicos y como no había encontrado satisfacción con ninguno, y ahora entendía porqué...


Iniciamos una nueva vida juntas, totalmente placentera para las dos. Lo que nos duró dos años, estábamos bien juntas, pero yo ansiaba experimentar más en este nuevo mundo que me había sorprendido de manera grata, y la abandoné dejándola amargada, me sentí cruel, pues ella lo había dado todo por las dos y yo no le había correspondido como debiera, pero mi camino era otro, y si el destino tenía algo planificado para nosotras, ahora no era el momento, ya llegaría... Ahora mismo tenía una nueva vida llena de placeres por vivir...


jueves, 10 de octubre de 2013

"ENTRE TRINCHERAS"

Me hallaba en medio de un fuego cruzado, agazapado en la trinchera. No tenía salida más que esperar a que mis compañeros avanzaran lo suficiente como para sacarme de aquel agujero.

Pero no estaba siendo así, los que se adelantaban peligrosamente hacia mí, eran nuestros enemigos. Nos habíamos visto envueltos en una emboscada, en la que yo no había salido bien parado al ser incapaz de escapar; al ir de valiente por querer cubrir a mis amigos de lucha, había tejido para mi una tela de araña que me había atrapado.

La única salida de aquel foso en este momento no era recomendable, hacia la izquierda distinguí una zona libre de lucha, pero se trataba de una zona minada en la que de seguro caería muerto y en el mejor de los casos, gravemente herido. Descartada la idea me quedé esperando, los míos estaban todavía muy retrasados y a los otros ya los comenzaba a ver entre los árboles que tenía delante.

¿Dónde estaban los refuerzos que habíamos pedido? Nos dejaron solos en medio de aquella locura atroz... ¡El apoyo aéreo debería haber llegado ya...!

Desde que estaba en el frente me había preguntado un ciento de veces por qué me había alistado, -ahora no le encontraba sentido-, en su momento me había parecido un oficio interesante, eso de servir a la patria iba mucho conmigo. Me veía un gran futuro y ahora todo lo veía negro. No es fácil matar aunque sean del otro bando, son seres humanos y será por la cantidad de compañeros que he visto caer, que todo parecía ser de otra manera, y me preguntaba si valía la pena dar nuestra sangre por un país que en ocasiones no sabía cuidar de nosotros y no cubría en muchos casos las necesidades mínimas de muchas familias.

Poco antes de incorporarme había surgido algo muy especial entre Lía mi amiga de toda la vida y yo. Tantos años juntos compartiendo nuestros mejores años y tantos momentos alegres y tristes, sin darnos cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro... Ahora estábamos juntos, con la firme promesa de que a mi regreso nos casaríamos. Su foto, con su bello rostro me acompañaba en todos los momentos, verla me aportaba el ánimo que me obligaba a ser fuerte y a seguir luchando. La saqué una vez más de mi bolsillo y la observé con amor deseando poder estrecharla en mis brazos muy pronto.

Ya no imaginaba mi vida sin ella y la echaba mucho de menos, más en este momento de incertidumbre en el que mi futuro resultaba incierto. Me había quedado sin munición y los contrarios se acercaban peligrosamente.

Entonces sin saber como ocurrió, Jason y Marc saltaron a la trinchera, me traían munición y mientras yo cargaba mi fusil los llamé imprudentes por lo que habían hecho. Ellos, mis buenos amigos me dijeron que no podían dejarme allí solo, siempre los había protegido y ahora había llegado la hora de corresponderme.

Comenzamos a disparar mientras delante iban cayendo muertos, el resto de los nuestros desde atrás nos acompañaban en un cruce sangriento de munición que silbaba en nuestros oídos.

Jason cayó herido, me acerqué a él, pero no había sido más que un roce en el hombro, lo que no le dificultó para seguir con su metralleta disparando sin control. Era una caos, ya no mirábamos ni hacia donde disparábamos, cargando las armas y volviendo a apuntar hacia una noche llena de obstáculos humanos.

En medio de aquella confusión, por fin escuchamos lo aviones que nos venían a asistir, comenzando a descargar disparos sobre nuestros enemigos haciéndolos caer ipso facto. Mis compañeros consiguieron llegar a la trinchera apoyando nuestra oleada de fogonazos. En un momento todo había acabado, con dos bajas y Jason herido por nuestra parte.

Después de esto, nos mandaron para casa, la carga psicológica pesaba mucho, y el que más y el que menos estaba tocado. No son tan graves las heridas físicas como las mentales, y superarlo nos llevaría tiempo.

A mi regreso mi preciosa Lía me estaba esperando en la estación, fundiéndonos en un enternecedor abrazo del que no conseguíamos separarnos, le prometí que ya no volvería al frente, antes de marchar había cursado mi baja ante el comandante, y esperaba que no hubiese problema en aceptar mi renuncia, sobre todo después de lo que habíamos pasado.

El futuro parecía que se presentaba prometedor, cuando regresando los dos a casa, un infortunado accidente nos arrancaba la vida. Me sentía un superviviente después de tanto tiempo de combate, y ahora esta vida absurda me privaba de un futuro feliz junto a Lía de la forma más tonta. El camión que teníamos delante iba cargado de troncos de madera, con toda seguridad iba al aserradero que se hallaba muy cerca, cuando en medio de una conversación alegre, vimos como se soltaba toda la carga del mismo, impactando rápidamente contra nosotros. No me dio tiempo a reaccionar, y agarrando la mano de mi amada todo se volvió oscuridad...




"RELATO GRUPAL"


Este es el resultado del "Relato grupal". Muchas gracias a todos los que habéis participado en su confección a través de mi página de facebook. 
https://www.facebook.com/losrelatosdeanuka?ref=stream&hc_location=timeline

Abajo, al finalizar el mismo, detallo los nombres de los participantes. Espero que a todos os guste esta bonita experiencia de trabajo en equipo. ¡Abrazos grandes!





Una noche más de crueles pesadillas, despertaba sudoroso y asustado sin ser realmente consciente de dónde me hallaba y de si lo vivido había ocurrido de verdad. Poco a poco mi cuerpo se relajaba recuperando mi orientación pero sin sacar ese pesado lastre que cada noche se encargaba de torturarme. Dos meses ya en los que dormir me resultaba un acto agresivo, generando en mí mucha aprensión y miedo...


Todo había empezado dos meses atrás, pero no recordaba que es lo que pudo desencadenarlo, solo sabía que de repente mis noches se había convertido en horas de terror, siempre teniendo el mismo y mal sueño... pero ¿quién era aquél protagonista de mi angustia? 



No sabia que significaban esas pesadillas... pero ya no podía mas... tenia que descubrir el significado... tenia que dormir una noche y despertarme sin esas sensaciones... ¿qué podía hacer?

Me sentía observado, escuchaba una respiración absorto en el silencio pero la pesadez de mis ojos me sometía a perder mi lucha para no entrar en un pesado sueño. Levantarme con los rayos de luz bien temprano y sentir que me habían tocado...

Si, me habían tocado de eso estaba seguro pero... ¿quién? O ¿qué? Por mas que lo intentaba no conseguía recordar nada y esa sensación tan desagradable no desaparecía en horas ¿me estaría volviendo loco?

Un mal sabor de boca me invade, la habitación concentra un olor intenso como el del peor medicamento que te hayas podido tomar de pequeño. La cabeza me estalla cada día más, siento náuseas y mi visión está distorsionada. ¡Esta claro, me están drogando!

De pronto... sin saber porqué... recordé cuando empezó todo... una noche iba de regreso a casa, después de una juerga y de un callejón salio un hombre... olía fatal, mal vestido pero de una belleza sin igual... me miro a los ojos.... él los tenia de un azul hermoso, pero a la vez pude ver su terror en ellos... se abalanzó hacia mi y me dijo "corre" y él echo a correr.... me quede ahí parado sin saber que hacer... de pronto, alguien más salio del callejón... iba tan rápido que no pude verle bien... solo se que fue detrás del hombre de los ojos azules...

Recordé su nombre... Mathew, y al recordarlo vinieron como una tempestad los momentos que vivimos juntos portando ¡aquel uniforme verde! de cuanta lucha y pesar propio y ajeno fuimos testigos... ¡cuántas veces yo le protegí la espalda y el a mi...! Recuerdo más claramente el ruido de la M19 que tenían la particularidad de ser poderosamente rápidas... es que hay tanto que un soldado superviviente tiene que recordar... ¡hay tanto!

Me despertó el sol filtrándose por las rendijas de la persiana sacándome de aquel sopor que trastornaba mis noches. A la luz del día todo parecía diferente y aunque en mi cerebro permanecía aquella sensación de angustia, la claridad la rebajaba como el agua rebaja el whisky, manteniendo el sabor pero con mucha más suavidad. Antes de hacer otra cosa tomé un papel y un lápiz y traté de anotar todo lo que me trastornaba para así buscarle una explicación.
El encuentro furtivo con mi ex-compañero de lucha, Mathew, mi soledad, esta excesiva búsqueda de explicaciones... Yo que he sido un héroe condecorado por mi país, yo que soy un hombre admirado y que salve muchas vidas... Y mírenme ahora, solitario, alcoholizado para poder entender tantas preguntas... Impresionado por ver que amigos y compañeros perdieron la vida y otros como el hermoso amigo de ojos azules. Yo sigo preguntándome como puedo superar mi trastornada razón, ¿cómo encuentra un héroe la razón de su razón?

Recuerdo mis primeros años de juventud en aquel pequeño condado de Whasington; soy parte de la tribu Quileute conformada por 750 personas. Dice la leyenda que nosotros los quileute descendemos de los lobos, y tenemos un mito que explica cómo incluso las tríbus vecinas fueron creados a partir de animales por "Q'waeti", el Transformador, algo así como un héroe benévolo para los Quileute y sus vecinos. Mi niñez y juventud paso así, llena de amor, de compartir, de enseñar y aprender...

La gente Quileute era muy religiosa y piadosa. Según la creencia de Quileute, al llegar a la pubertad, los muchachos saldrían en una búsqueda a encontrar energías sobrenaturales y volver pues un hombre dignificado. También creyeron que estas energías no eran eternas; la energía desaparecería en un cierto punto del tiempo.

Sera esto... mi heredad y mi vida futura después de mis primeros años, mi raza y origen versus mis actos la que me ha causado esta controversia interior...

Mi mente voló otra vez hacia las pesadillas, y ahora acertaba a descubrir ese rostro que se había mantenido oculto en mi mente, era Mathew. Me sentía confundido, aunque sabía que mi sangre estaba inundada de alcohol, conocía mi cuerpo y con toda seguridad podía afirmar que me habían drogado. Busqué por mi cuerpo algún indicio de ello, y hallé entre los dedos pulgar e indice de mis pies varías marcas de pinchazos. Estaba prácticamente seguro, Mathew no era protagonista de mis pesadillas, él en persona me visitaba cada noche drogándome, pero... ¿por qué?

Hacía muchos años que no sabía nada de él, desde que salimos del campo de batalla, nos habíamos ido distanciando. Supongo que el estar juntos traía a nuestra mente tantos recuerdos amargos que fue más fácil el dejar de vernos. Lo último que había sabido de él, era que había estado internado en un centro psiquiátrico, graves crisis de ansiedad lo habían dejado aletargado de la realidad, haciendo de él una persona depresiva con clara tendencia a la esquizofrenia. Tantos días combatiendo, matando y viendo como caían los nuestros comenzaban a pasar factura. Tal vez yo también estuviese trastornado, y estas pesadillas no fuesen más que un síntoma de locura.

Quizás mi temor a que él, me estuviese tratando de decir algo, bien a través de mis pesadillas o que yo inconscientemente esté inducido en un mundo paralelo a la cruda realidad que no quiero ver o sentir, ¿acaso me encuentro más cómodo en éste sueño? Lo único que sé, es el tormento que vivo, ¿dormido o despierto? y... porqué Mathew; Harrison, Andrew, Charlie y tantos otros, todos íbamos cayendo en la espiral de una forma u otra, sí todos héroes, pero ¿de qué? Todos buscando un consuelo a nuestra manera, drogas, alcohol, cada uno usaba de su terapia, yo incluso saboreo el amargo gusto de mi sudor en mis labios...

Decidido está, mas vueltas a mi cabeza no le he podido dar, sencillo, rápido y aunque un poco cobarde, creo que es lo mejor que puedo hacer. Un puente, una buena dosis de fármacos, una tensa cuerda o quizás un tiro a quemarropa...

Ahora que estaba despierto y sereno decidí buscar a Mathew, aunque no sabía ni por dónde empezar. Él debía saber qué estaba pasando, así que traté de ordenar mis pensamientos y mis anotaciones y buscar entre ellos alguna pista que me llevara a Mathew. De entre todo, lo único que podía ubicar era el lugar donde Mathew me asaltó saliendo de un callejón, dudaba si aquello formaba parte de mis sueños o si había sido realidad, pero tenía que averiguarlo, así que salía a recorrer las calles que más frecuentaba en busca de aquel lugar.

Salí de casa dispuesto a volver con alguna respuesta. No si antes buscar algo. Recordé la caja donde tenía las fotos guardadas y me parecía recordar que tenía alguna de mi compañero, de nuestro tiempo de horror.
Recorrí la zona preguntando si alguien conocía al joven de la foto, habían pasado unos años, pero no creía que hubiese cambiado mucho. Por fin, cuando ya me iba a dar por vencido, un vagabundo de la zona lo reconoció y creyó recordar que estaba viviendo en un pequeño motel barato que había dos calles abajo. Me dirigí allí, esperando dar con él...

Toque esa puerta, sucia, envejecida, nervioso o emocionado no lo se... ¿era mi desvelo o preocupación una premonición? ¿seria un mensaje de mis ancestros para buscarlo? al buscarlo a él, ¿podría encontrarme a mi mismo? si estas preguntas tenían respuesta significaría para mi que mis valores espirituales estaban ahí, y significaría que también al poder hacer algo por mi amigo y compañero lo haría para mi... otra vez esa simbiosis e interconexión con pasado, presente y futuro... y las preguntas continuarían...

¿Quién era? ¿qué quería? ¿Acaso necesitaría algo de mi? El sabría que yo, desde hace algún tiempo a esta parte, ¿me sentía perdido? ¿Vendría en mi auxilio o simplemente yo lo haría? ¿De qué manera ayudar a alguien cuando en definitiva ni se como hacerlo conmigo mismo? Todas preguntas, ninguna respuesta clara, solo pensar y pensar, y así, de noche en noche, saltando de sueño en sueño, paso otro mes...

Era todo irreal, como si yo no fuese la persona que era, me sentía confuso ya que finalmente no había sido capaz de hablar con mi compañero. Debería hacerlo si quería encontrar alguna respuesta. Así que decido, me encamine de nuevo hacia allí esperando verlo. Llame a la puerta con miedo pero con decisión...

De repente mire a mi  alrededor y comprendí tantas cosas... una mecedora, un caballito de madera, flores en el balcón... mi amigo tenia una familia y yo... yo envuelto en mis preguntas sin respuesta, mi soledad, mis temores... me había olvidado de lo mas importante: vivir... vivir como nací, amando la tierra, el mar y cielo, mis animales y a mis hermanos... y di media vuelta en ese par de escalones con la seguridad que encuentro o no con Mathew. Había recibido de su parte el mejor regalo... la vida.

Finalmente pude hacerlo, así que temeroso de las repuestas que pudiera encontrar, golpeé la puerta...

Y en cuanto el me abrió lo pude reconocer a pesar del paso de los años, pero su mirada me dijo que algo en él había cambiado.

¡Mahtew! ¿Me recuerdas? Soy tu compañero de armas, tengo que hablar contigo, no sé lo que me está pasando pero creo que tú sí lo sabes, déjame pasar y hablemos.
¿Qué haces aquí, Frankie? -gritó Matew con sorpresa- ¡Rápido, entra, ya deberías estar muerto!
-¿Muerto? -dijo Frankie mientras su amigo cerraba la puerta después de mirar a ambos lados comprobando que nadie había seguido a Mathew- ¡Me voy a volver loco si no lo estoy ya, explícame ahora mismo qué está pasando!
-¿Recuerdas a Harrison, a Andrew y a Charlie? -dijo Mahtew- Están todos muertos, alguien relacionado con nuestra última misión nos está haciendo desaparecer- siguió mientras Frankie se dejaba caer en un viejo sofá que apenas aguantaba su peso- Ya os dije que no deberíamos haberlo hecho, éramos soldados, no carniceros, y aquello fue una carnicería. A veces pienso que merecemos morir.
-¡Tuvimos que hacerlo, Mathew, no teníamos otra opción! -gritó Frankie- ¿Crees que negándonos iban a abortar la misión? ¡Lo habrían hecho otros y a nosotros nos hubieran expulsado del ejército!
-¡Muy bien, genio! -se burló Mahtew- ¿Y cómo hemos acabado? Unos alcoholizados, otros sumidos en la locura... Negarnos hubiera sido menos traumático, habríamos sabido salir adelante y no tendríamos que vivir con este sentimiento de culpa... ¿Es que no te das cuenta de lo que hicimos?

Desperté en mi cama sin saber como había llegado, me sentía confundido, hasta el punto de que no recordaba ni mi nombre, esta sensación me duró solo unos segundos, y finalmente con la mente clara me di cuenta de que todo había sido un sueño... Nunca había estado en el ejercito, ni mis ancestros habían sido de una tribu india, ni tan siquiera conocía a nadie que se llamase Mathew.
Sonriendo abracé a mi preciosa esposa que dormía a mi lado, valorando lo que tenía a mi alrededor, siendo consciente de que tenía una vida perfecta...




GRACIAS SINCERAS POR SU COLABORACIÓN EN ESTE RELATO A:

- REBECCA PAZ PAZ
- MARÍA DOLORES JÉREZ SUÁREZ
- ANAHÍ BOVEDA MATTOS
- ANA TOLEDO
- NOVIAD AMERICA
- ALFONSO GARRIDO
- LUCIA MARTÍN  MARTÍN
- PABLO BAÑOS GONZÁLEZ
- FRANCISCO MOREIRA RODRÍGUEZ
- BIANCA AMOR