lunes, 14 de octubre de 2013

"HERENCIA"

Siempre había gozado de una capacidad intuitiva asombrosa, permitiéndome acertar en mis decisiones, a lo cual nunca había dado más importancia que la propia casualidad.

Cuando cumplí los veinte años falleció mi abuela paterna, sumiéndome en una gran tristeza. Estaba muy unida a ella, refugiándome en sus faldas en multitud de ocasiones cuando era muy pequeña y mis padres me castigaban o me prohibían hacer algo, ya de adolescente fue mi gran confidente y consejera; dejándome llevar por sus consejos y mi gran intuición todo era relativamente fácil.

Pasados dos meses, mi madre y yo nos acercamos hasta la casa de la abuela, con el ánimo de recoger las pertenencias que no quisiéramos conservar, y el resto, puesto que iban a hacer un rastrillo en el barrio para poder ayudar a una familia que estaba pasando un mal momento, lo embalaríamos con destino a tan buena acción, a la abuela esto la haría muy feliz.

Su ropa era muy alegre, preciosos vestidos de diversos colores adornaban su armario, así que aprovechamos prácticamente todo depositando todas las prendas en una caja para el rastrillo. Tan solo me quedé con un fular que combinaba distintos tonos de azul que siempre me había gustado.

Una vez que acabamos con la ropa, nos dispusimos a recoger y embalar distintas figuras y objetos. Su casa allá por donde fueras, estaba llena de brujas y hadas que eran su gran debilidad. Apartando dos para conservar de recuerdo, el resto se iría para la causa.

Hacer esto era doloroso, pero no podíamos preservar todo lo que tenía la abuela, no teníamos sitio, además la idea era mudarme para allí en cuanto fuese posible, y necesitaba espacio.

Subimos al desván, aunque sabíamos que ella poco antes de morir, se había preocupado de vaciarlo y de limpiarlo. Mamá me seguía subiendo las escaleras que accedían arriba, y yo sentí que una fuerza misteriosa me llamaba hacia ese cuarto que siempre había gozado de un gran misterio para mí, allí en infinidad de ocasiones había jugado con la abuela en medio de aquella luz tenue que lo caracterizaba, disfrazándome y escondiéndome para que ella me encontrase. Intuía que mamá escondía algo, fue algo que sentí en cuanto falleció la abuela, pero por más que miraba sus ojos, no conseguía averiguar que es lo que ocultaban.

Arriba estaba todo muy cambiado, el precioso y grande espejo de pié que la abuela había conservado de su bisabuela, que con seguridad guardaba los reflejos de mi infancia, seguía allí, lo cual me alegró, era algo que  bajaría para la casa buscándole una buena ubicación, merecía la pena lucirlo. Por lo demás todo estaba vacío, claro que no eran más que viejos muebles que seguro estarían llenos de carcoma. Tan solo descubrí debajo de la pequeña ventana, el viejo baúl donde la abuela guardaba los vestidos antiguos, me acerqué corriendo esperando encontrar alguno de ellos, y allí estaban, preciosas telas de raso y tul, conformaban aquel bello vestuario que tanto me gustaban, incluso algunos tenían su gorrito haciendo juego. Revolví recordando un viejo kimono japonés que la abuela había traído de un viaje a la Japón, y en mis ansias encontré un libro.

Despedía un olor agradable, aroma a plantas y a naturaleza... Era grande y muy viejo, de duras pastas oscuras en las que no acertaba a distinguir el color, cogiéndolo con cuidado entre mis manos, me acerqué a mi madre, mostrando lo que acababa de encontrar.

Bajamos a la sala, mientras yo entre alucinada y sorprendida me senté en el sillón azul con el libro en mis brazos, mamá no dejaba de observarme, supongo que tratando de encontrar un gesto complaciente ante mi descubrimiento.
  • ¿Sabes lo qué es? -me preguntó-.
  • ¡No! -respondí mientras pasaba mi mano por una preciosa estrella de cinco puntas que aparecía impresa en la tapa-.
Al momento la estrella comenzó a brillar en distintos colores, lo que hizo que impresionada soltase el libro cayendo el mismo al suelo. Mi madre se acercó despacio y lo cogió con delicadeza entregándomelo de nuevo mientras me hablaba:
  • Este libro pertenecía a tu abuela, y antes que a ella, pasó por las mujeres de las distintas generaciones de la familia desde hace quinientos años.
  • ¿Es un libro de brujería? -pregunté asustada-.
  • Yo no lo llamaría así -me dijo mamá- por lo que yo se, es un libro de hechizos, tu abuela era una bruja, pero de magia blanca, siempre la ha usado para el bien. Se llama “Necronomicón”, ella me lo había explicado para que yo te pudiese contar si es que ella faltaba antes de poder hacerte entrega del mismo. Es un libro muy valioso, antes de pertenecer a su familia, había pertenecido a otra, que dejando de procrear mujeres, perdieron todos los derechos sobre el mismo.
  • ¿Y cuándo me lo pensaba dar?
  • En tu veintiún cumpleaños, ese era el día, pero puesto que ella ha fallecido, a ti te corresponde desde ahora, hacerte cargo del mismo, y usarlo siempre que sea necesario para hacer el bien. Eres su sucesora...
  • Pero mamá.... ¡yo no se como funciona! ¡no tengo ni idea de como va esto! ¡jamás la abuela me explicó nada...! -dije con ganas de llorar-.
  • Cariño, no debes preocuparte, es algo que está dentro de ti, a medida que vayas leyendo el libro, tus poderes se irán acentuando, y sabrás en cada momento como debes actuar.
  • ¡Háblame más sobre el libro mamá!, ¿qué más sabes?
  • El mismo contiene rituales, hechizos, conjuros y un precioso tratado elemental de la magia blanca, y aunque en su interior también encontrarás distintos apuntes sobre la magia negra, debes evitar hacer uso de ellos. La estrella de la portada es de cinco puntas, llamada pentagrama mágico, siempre se la ha relacionado con la magia, se supone que es un talismán de protección, aunque su utilización masiva y su imagen más popular proviene del satanismo, aunque en este caso la estrella figura invertida. ¿Te has dado cuenta que la estrella te ha reconocido?
  • Si, claro, ¿por eso se ha encendido? -pregunté confusa-.
  • Si hija, ¿sabes lo que representan las cinco puntas? Piensa, no es muy difícil.
  • Supongo que los cinco elementos ¿no?
  • Cierto, tierra, aire, fuego, agua y espíritu -me respondió confirmando lo que me imaginaba-.
  • ¿Qué debo hacer ahora?
  • Ahora nos iremos para casa, y en tus ratos libres leerás el libro, absorbiendo su energía y impregnándote de su poder, y muy pronto sabrás lo que debes hacer...
Una nueva vida comenzó ante mi adquiriendo rápidamente conocimientos sobre cosas que ni siquiera sabían que existían. Ejecutando actos veniales hacia las personas que me necesitaban, sin cambiar su futuro, era la primera regla que debía cumplir, jamás ir en contra del destino ni intentar cambiarlo, quizás era una prueba, porque yo gozaba de ese poder que podría dar un giro importante a la vida de muchos, pero alterándolo originaría cambios que podrían ser fatales.

Tuve muchos contactos con mi abuela, en los que seguía aconsejándome como había hecho en vida, y su ayuda para mi, fue tan necesaria que no sería la gran bruja que soy en este momento.

Y mi vida siguió, cargada de buenos y malos momentos, aprendiendo que la vida es única y aquí debemos de ayudarnos todos. Lo que viene después, es una consecuencia de nuestros hechos pasados...





2 comentarios:

  1. TE FELICITO ANA, ES MUY LINDO TODO LO QUE ESCRIBES, Y ADEMÁS MUY REFLEXIVO PARA MEJORAR NUESTRA CALIDAD DE VIDA, CON MUCHO OPTIMISMO Y CON BUEN CORAZÓN, GRACIAS POR PERMITINOS ENTRAR A TU CASA Y OFRECERNOS TAN BUENA LECTURA ....ERES LA MEJOR!!!

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    1. jajajaja, gracias por tus palabras Erika, y esta tambien es vuestra casa, por y para vosotr@s escribo. Besos muy grandes buena amiga.

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