domingo, 13 de octubre de 2013

"EL ÁNGEL GUARDIÁN"

Lo amaba con todas sus fuerzas, tanto, que hasta le dolía, pero su amor era imposible, jamás se haría realidad. Lo que no había encontrado en vida, ahora convertida en un “ángel guardián”, el amor había llenado su alma inmortal, llenándola de fuertes sentimientos desconocidos por ella hasta ahora.

No podía permitir que nadie se enterase o le cambiarían de protegido, se resignaba a estar cerca de él absorbiendo su esencia y llenándose de ella, mejor eso que nada...

Llegar a él había sido algo casual, había gozado de buena vida, ayudando siempre a los demás, jamás había dañado a nadie incluso en ocasiones causándole un prejuicio a ella misma. Por eso tras su muerte precoz con tan solo veintiún años, la habían premiado con el honor de ser un “ángel guardián”. Debería cuidar, vigilar y aconsejar mentalmente a su protegido hasta el día de su muerte. Su guardián anterior había ascendido a “ángel celestial”, por lo que había quedado una vacante libre para acompañar la vida de Rubén y había sido para ella.

La verdad es que eran muy parecidos, siempre se mostraba preocupado por los demás, atento y cariñoso con su familia y amigos, y como ella jamás había encontrado el amor. Se estaba involucrando demasiado en la vida de él, llegando a afectarle los malos momentos que en alguna ocasión se le presentaron en su vida y rabiando de celos cada vez que conocía una nueva chica.

Sabía que no estaba bien, no debería tener esos sentimientos hacia él, pero no podía evitarlo, era algo mucho más fuerte que la voluntad de ella. Lo correcto hubiese sido decirlo, pero sabía que si lo hacía la apartarían de Rubén, y eso era algo que ella no podría soportar.

Cuando él dormía, se sentaba a su lado observando su cuerpo y acariciándolo con mucho amor; una de esas noches, él, sintiendo algo, despertó y busco en la oscuridad intentando adivinar algo. Después, se quedó despierto un buen rato pensando, y ella adentrándose en su mente, descubrió que hacía pocos días que la sentía, intuía que algo bueno y bello acompañaba sus días y sus noches, llegando a respirar su aroma, dulce olor a flores y a aire puro de las montañas, y percibió su melancolía, deseoso de hacer realidad unas fantasías en las que participaba ella, lo cual la complacía haciéndola sentir muy feliz, ya que el amor que sentía parecía ser sinceramente compartido.

Pero todo se supo ¿Cómo podía pensar que podría mantener oculta su bella historia de amor? Y la castigaron por no haber dado la voz de alarma en cuanto comenzó a tener sentimientos hacia él. La rebajaron arrebatándole la oportunidad de volver a verlo, de sentirlo, de amarlo en silencio... Ahora sería lo que todos despreciaban y a ninguno complacía, un “ángel de la muerte”.

Sus días transcurrían con mucha pena en su interior, no podía concebir pasar la inmortalidad con tanto dolor. Dolor que se cruzaba continuamente en su camino cada vez que debía ir a recoger un alma para acompañarla ante el “ángel supremo” para que valorando su vida, le encomendase una misión o le abriese la puerta que llevaba al paraíso, pocos disfrutaban de ese placer sin más, antes de acceder allí deberían cumplir con algún deber para ganarse la entrada a la felicidad plena.

Sin duda, cargar con su dolor pesaba mucho, pero sumado el ajeno, era más de lo que podía aguantar, ¿hasta cuándo ese castigo? Lo echaba de menos, ansiaba estar en su compañía y sentía que la muerte había sido muy injusta con ella, había sido buena persona, actuando siempre por el bien del prójimo, ¡no merecía una eternidad así! La perfección en su vida hubiera sido el conocerlo a él, pero el haberlo hecho en la muerte, era una tortura...

Un día la luz negra que la guiaba siempre en busca de las almas encomendadas, la llevó hacia Rubén, no se lo podía creer, una terrible enfermedad se había cebado con él en pocos meses, y cuando lo vio no creyó conocerlo, estaba muy delgado, con sus preciosos ojos hundidos y tan desesperanzado que sintió ganas de poder abrazarlo para poder susurrarle al oído que no se preocupase, que todo ahora iría bien, el dolor desaparecería dejando en su lugar una paz y una felicidad infinita que recorrería cada centímetro de su cuerpo.

El la sintió una vez más, y mirando hacia el vacío, sonrió mientras ella elevando sus manos arrastro su hermosa alma. Juntos hicieron el camino hacia su destino sin dejar de mirarse encandilados, pero sin emitir una sola palabra.

Una vez ante el “ángel supremo”, no la dejó marchar, expresando que tenía que hablar con los dos. Sabía cuanto dolor la había embargado todo aquel tiempo, añorando al joven que tenía a su lado, los dos habían sido bellas personas y eso merecía una recompensa, eran almas gemelas y su destino sería el estar juntos y no iba a ser él el que pusiese trabas para ello. Así que dictaminó que Rubén durante un corto período de tiempo ocuparía su sitio como “ángel de la muerte”, y a ella se le abrirían las puertas del paraíso donde esperaría la llegada de él.

Dicho esto se marchó, permitiendo un breve instante para que la pareja pudiera despedirse. Mirándose a los ojos se dijeron todo sin necesidad de palabras, abrazándose con ternura en una despedida que sabían que sería de corta duración, después de la cual les esperaba la felicidad plena, y para siempre juntos.
Después de todo la muerte resultó mucho mejor que su corta vida en la tierra, les esperaba un futuro dichoso.




4 comentarios:

  1. Me encantó, Anuska es bellisimo y muy original, dulce cuento para irse a dormir con paz en el alma.

    Besos muchos ♥♥♥

    Te voy a recomendar a un buen amigo, si no te importa.

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  2. Muchas gracias por tus palabras, y encantada de que me recomiendes. Grandes besos!!!

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  3. Distinto, me ha gustado. Gracias.

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  4. Gracias a ti, me alegra que te guste, intento inmiscuirme en distintos estilos, para que los que me seguís no se os haga aburrido ni monótono. Un abrazo.

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