sábado, 21 de septiembre de 2013

“PREMONICION”


Elena despertó de madrugada sudorosa y con el pulso acelerado, acababa de tener una pesadilla en la que su profesora de historia resbalaba al salir de la bañera, golpeando brutalmente su cabeza contra el lavabo causándole la muerte al instante.

Le costó volver a conciliar el sueño, y cuando lo hizo no fue capaz de descansar plácidamente, despertando por la mañana con una sensación de intranquilidad que le hacía sentir los nervios a flor de piel.

Cuando llegó al instituto estaba todo revolucionado, la gente vagaba alborotada por cualquier rincón del centro, y preguntando se enteró de la fatal noticia: “la joven profesora de historia había fallecido esa noche al salir de la ducha”.

Se sintió confundida y asustada, era la primera vez que tenía un sueño que parecía cumplirse. Después de comentar el episodio con Sara su mejor amiga, se sintió mejor, ella trató de tranquilizarla diciéndole que no había sido más que una triste casualidad.

Después de dos semanas ya se había olvidado del incidente, siguiendo con el curso de su vida. Esa noche otra pesadilla similar a la anterior la alarmó terriblemente pensando que quizá podría pasar como en la otra ocasión y cumplirse. En ese sueño no acertaba a descubrir la cara de la joven que perecía atropellada por un coche. Revivió una y otra vez esa visión a ver si era capaz de visualizar la cara de la fallecida, con el fin de alertarla antes de que ocurriese la tragedia.

Se fue al instituto afligida sin lograr saber a quien correspondía ese rostro, esperaba que no fuese de nadie conocido o no se lo podría perdonar jamás. Llegando ya al instituto cuando iba a acceder a los jardines, una voz la llamó desde la acera de enfrente. Era Sara, frenó la marcha para esperar a su amiga que se acercaba corriendo, cuando un coche que no la había visto cruzar, la atropelló haciéndola saltar por el aire y desplazándola dos metros más allá del vehículo, el impacto contra el suelo fue brutal ya que se cayó de cabeza dejando sembrada la carretera de sangre y masa cerebral. Elena sufrió un ataque de nervios y ansiedad tan fuerte, que la ambulancia tuvo que llevarla al hospital, pasó dos días sedada y medicada, y hasta que llegaron sus padres del extranjero no le dieron el alta. Debería estar vigilada seguir controles con su psiquiatra. Nadie supo en principio dar explicación a lo que le ocurrida. Le pareció detectar que los médicos pensaban que estaba desequilibrada...

La noche para ella era una tortura, le causaba mucha angustia e inquietud el pensar en dormir. Y no era de extrañar, en varias ocasiones soñó con la muerte de algún conocido, ejecutándose el acto como ella había presentido...

Una noche de invierno la visión fue sobre ella. Llovía torrencialmente y hacía un viento extremo. Dirigiéndose a clase en medio del temporal, la fuerza del aire cobró tal fuerza que arrancó uno de los árboles del paseo, cayendo encima de ella.

Acordó no ir a clase mientras durase el temporal, daba igual los días que durase, tal vez podría esquivar a la muerte. Mintió a sus padres diciendo que se encontraba mal, no quería preocuparlos más de lo que ya lo estaban.

Después de tres días sin pesadillas, el tiempo mejoró y comenzó a lucir el sol aunque la temperatura estaba baja. Se preparó para salir, se sentía animada, ya no llovía ni hacía viento y con toda seguridad había esquivado a su destino.

Recorrió el camino hacia el instituto tranquila y relajada, estaba un día precioso y el sol brillaba con fuerza. Escuchó un fuerte frenazo de un coche, pero no le dio tiempo a mirar hacia atrás, el mismo envistió con fuerza un árbol situado justo al lado de donde estaba Elena, cayendo y aplastando mortalmente a la joven. Mientras expulsaba su último aliento de vida, fue consciente de que cuando la muerte nos reclama ya no hay escapatoria...

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